La ciudad de Blenheim, en Nueva Zelanda, se caracteriza por tener una cultura del vino «muy marcada». Un ejemplo de ello es la labor de promoción que realiza este sector con la red de bodegas para atraer al enoturismo. Sobre este asunto hablamos en la última emisión de AGROPOPULAR -1 de febrero- con Luis Villar, un castellanomanchego que trabaja en una bodega de esta ciudad.
Durante su intervención destacó la estrategia de los neozelandeses a la hora de promocionar el vino en el país. En concreto, habló sobre la red de bodegas que hay en Blenheim, una ciudad que, a pesar de tener unos 20.0000 habitantes, se caracteriza por la gran oferta de restaurantes/bodegas -alrededor de 60- para hacer catas de vino por un precio económico. «Desde cinco euros se pueden disfrutar de cinco o seis vinos de mucha calidad».
En este sentido, explicó que es una práctica bastante extendida en la zona, ya que prácticamente todas las bodegas tienen un espacio -al margen de la bodega- para atender a aquellas personas que quieran hacer enoturismo. «Muchas bodegas diferencian la zona de producción de la de comercialización».
Según Villar, esta forma de promoción debería exportarse a España y, en concreto, a Castilla-La Mancha, ya que aunque también tiene una cultura enológica bastante importante «le falta una red que pueda concentrar y conectar todas esas bodegas para la promoción de sus productos».
Por otro lado, también resaltó que, a su juicio, «lo más importante» que se hace en Nueva Zelanda en el sector del vino es la manera en la que los neozelandeses lo comercializan. «Sobre todo en lo que respecta a las exportaciones, ya que son gente muy emprendedora y compiten muy bien con los mercados asiáticos», concluyó.
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