Este fin de semana, último día de agosto y primero de septiembre, será probablemente, junto a las fechas navideñas, el periodo en el que más compras de alimentos se realizan en todo el año. Hay que rellenar los frigoríficos y las despensas de productos después de las vacaciones de verano y una vez que se ha vuelto a la residencia habitual.
Es un buen momento, por lo tanto, para hacer una pequeña reflexión y una petición: a ser posible mire el origen de los alimentos que va a adquirir en su visita de las próximas horas al súper, la gran superficie o la tienda de barrio, y conceda preferencia a los producidos en España, siempre y cuando haya existencias.
Dicho de otra manera, adquiera frutas, como el mango que ya está en plena campaña, y hortalizas de aquí; también compre las patatas nacionales, que ahora están en su mejor momento; eche al cesto, asimismo, las lentejas, garbanzos y judías producidos en España; lo mismo en el caso de la leche, las carnes y los quesos, que tenemos muchos, muy variados y muy buenos. La relación podría ser muy larga.
De esta manera ayudará a los agricultores y ganaderos españoles que producen esas mercancías. Y se ayudará a sí mismo, porque se garantizará, en la mayor parte de los casos, calidad y también seguridad alimentaria. Con esta apuesta por lo nacional, contribuirá a frenar el cambio climático y será más respetuoso con el medio ambiente, porque se tratará de un producto de proximidad y cercanía, que no ha hecho falta transportar desde lejos.
De forma indirecta también será una forma de apoyar al medio rural y al mantenimiento del tejido productivo instalado en el mismo, que gira sobre todo alrededor de la actividad agraria. Asimismo, supondrá un pequeño grano de arena en la lucha contra la despoblación. Lo dicho, cuando vaya al súper, gran superficie o tienda de barrio, mire la etiqueta, confirme el origen y elija, a ser posible, lo español.