Los mercados de futuros de cereales se están caracterizando en los últimos días –y continuarán así en los próximos meses– por una gran volatilidad, derivada del fuerte componente especulativo que se ha apoderado de ellos. Ello se traslada al mercado interior español justo durante los momentos en los que los agricultores realizan la mayor parte de sus ventas, bien porque no tienen suficiente capacidad para almacenar la cosecha o bien por comodidad, ya que entregan directamente desde la cosechadora al almacenista.
Durante la semana pasada se vivió en los mercados de futuros una situación que es un claro ejemplo de ese componente de volatilidad: en los primeros días se registraron importantes recortes de los precios en las plazas de Chicago y París, mientras que en la segunda mitad se anotaron fuertes subidas, con el balance de un incremento en comparativa semanal del 4% en la cotización del trigo en Chicago y de 18 euros por tonelada en París, en ambos casos para el vencimiento de septiembre. Mientras tanto, en maíz la subida fue del 2% en los mercados de Estados Unidos para el vencimiento de septiembre y de 21 euros por tonelada en París para el de noviembre.
En paralelo, en el mercado interior español predominaron las bajadas de precios de los cereales más importantes. Según fuentes de los operadores, las bajadas oscilaron entre los 8 y los 10 euros por tonelada para el maíz y la cebada y de entre 6 y 8 para el trigo pienso. Si se analiza lo sucedido en las lonjas se constatan dos hechos: el primero, que en algunas de ellas no se pusieron de acuerdo para fijar los precios; el segundo, que, cuando se alcanzó el consenso entre los componentes de las mesas, hubo recortes significativos, en línea con lo que había sucedido en los mercados de futuros durante las semanas anteriores. Ahora toca comprobar lo que pasa aquí durante los próximos días, después de esa gran volatilidad que se vivió la semana pasada en el exterior.
Información de César Lumbreras publicada en `La Razón´ el 11 de julio
