La Comisión Europea ha presentado este miércoles la estrategia «De la granja a la mesa», pero no convence del todo al sector, entre otras cuestiones, por las consecuencias que traerán consigo las elevadas exigencias medioambientales.
El contenido de sus estrategias “de la granja a la mesa” y “biodiversidad horizonte 2030” plantea objetivos concretos de reducción del uso de fitosanitarios químicos, abonos y antibióticos para el ganado así como de aumento de la superficie dedicada a la agricultura ecológica y de las áreas protegidas en la UE.
Las Cooperativas han reclamado “medidas de impulso estructural que sirvan para encarrilar el desequilibrio en la cadena alimentaria
Según Cooperativas Agro-alimentarias, la CE abre el debate «con unos objetivos medioambientales muy ambiciosos, sin tener en cuenta la falta de rentabilidad de un sector que ha demostrado ser básico en el abastecimiento de alimentos», mientras la sociedad ha estado confinada por la pandemia. Por ello, han reclamado «medidas de impulso estructural que sirvan para encarrilar el desequilibrio en la cadena alimentaria donde el productor es el eslabón más débil y el primero en sufrir”.
Asimismo han pedido que se estudie la pérdida de competitividad de un modelo europeo exigente frente a los productos importados obtenidos con condiciones menos restrictivas, y han reclamado objetivos basados en “evidencias científicas” y no en argumentos ideológicos.
ASAJA ha lamentado que la CE presente estrategias ecologistas que «ponen en cuestión la seguridad alimentaria”
ASAJA ha lamentado que la CE presente estrategias ecologistas “que asestan un duro golpe” a la agricultura, porque «ponen en cuestión la seguridad alimentaria”.
A su juicio, «se imponen severas limitaciones» al uso de fitosanitarios, fertilizantes y antibióticos, «privando» a los agricultores de unas herramientas «esenciales» para garantizar la salud de los animales y los cultivos.
Por su parte, COAG ha criticado el hecho de que esta estrategia exija más compromisos a los agricultores, con el incremento de costes de producción, “sin reforzar el presupuesto de la Política Agrícola Común (PAC) ni cuestionar los tratados comerciales”.
UPA reconoce que la estrategia tiene «luces y sombras»
Finalmente, la UPA reconoce que la estrategia tiene «luces y sombras». Entre sus aspectos positivos «pone en el centro a los agricultores y ganaderos como protagonistas» de la cadena y plantea la promoción de canales cortos de comercialización, el comercio justo y el etiquetado transparente».
No obstante, considera negativo que la Comisión Europea promueva la reducción del uso de productos fitosanitarios y antibióticos en unos porcentajes muy elevados “sin dar alternativas –y compensaciones– a los afectados”, sobre todo, “cuando luego se da entrada a productos de fuera con requisitos mucho menos restrictivos”.