Las exportaciones comunitarias de cereales a países terceros podrían situarse en la presente campaña 2018/19 en 32 millones de toneladas, de acuerdo con las últimas previsiones de la Comisión Europea. Ese volumen supondría una nueva caída con respecto a los 33,5 millones de toneladas de la campaña anterior y sería la cuarta consecutiva con descensos, desde los 51,6 millones de toneladas que se exportaron en 2014/15.
Esta evolución a la baja se debe a una disminución de las disponibilidades de grano. Las previsiones de producción apuntan a un volumen de 282,7 millones de toneladas (frente a los más de 300 millones de la campaña pasada) y las disponibilidades podrían situarse en 360 millones, contando el stock inicial de campaña y las importaciones (frente a 370 millones en 2017/18).
Esta tendencia en las exportaciones se observa claramente en los datos relativos a los cuatro primeros meses de la campaña (de julio a octubre), que muestran un descenso del 18%, hasta los 8,8 millones de toneladas, con una disminución especialmente acusada en el caso del trigo blando en términos absolutos.
Ese descenso se ha registrado a pesar del aumento al primer mercado del trigo blando comunitario, Argelia, donde las ventas han crecido el 36,2% respecto al mismo período de la campaña pasada y han superado ligeramente los 2 millones de toneladas, lo que representa una cuota del 38,8% del total. Sin embargo, esa mejora no ha permitido compensar la bajada de las exportaciones a otros destinos importantes como Arabia Saudí y Egipto.
Importaciones
En lo que respecta a las importaciones, en los primeros cuatro meses de la campaña han crecido en un 8%, hasta los 7,6 millones de toneladas, con incrementos importantes en maíz y trigo blando. Las importaciones de maíz superan los 5,5 millones de toneladas y el principal destino es España, con más de 2 millones en ese período, seguida por Holanda, con unas 930.000 toneladas.
Algo más del 40% del maíz importado en la UE procede de Brasil (2,3 millones de toneladas en el período considerado), que se mantiene como primer proveedor comunitario a pesar de que sus envíos han caído un 16,7% respecto a la campaña anterior. Le sigue con fuerza Ucrania, que ha incrementado los suyos en un 46,3% (hasta 1,7 millones) y Canadá, que los ha más que triplicado y ha llegado a 735.000 toneladas (frente a algo menos de 200.000 en la campaña anterior).
Para el conjunto de la campaña, sin embargo, Bruselas espera unas importaciones algo más bajas que en la anterior, de 23,8 millones de toneladas, frente a 24,5 millones en 2017/18.