En su informe de marzo, el Consejo Internacional de Cereales (CIC) ha revisado ligeramente al alza su estimación anterior de producción mundial de grano de la actual campaña 2021/22 y ha recortado las cifras de consumo, aunque subraya que la situación inestable generada por la guerra en Ucrania –que implica a dos de los principales exportadores del mundo- hace que sus datos sean “especialmente provisionales” y estén “sujetos a un grado notable de incertidumbre”.
El organismo muestra preocupación por una posible amenaza a la seguridad alimentaria, sobre todo en los países de Oriente Próximo, este asiático y África que dependen de las importaciones. Apunta, por otro lado, que las exportaciones adicionales desde orígenes como la India, Estados Unidos, la UE y Brasil solo compensará en parte la caída de los envíos desde el Mar Negro durante lo que queda de la presente campaña.
Añade que los elevados precios provocarán cierta disminución de la demanda, por lo que el comercio mundial de trigo y maíz en la presente campaña será inferior al previsto inicialmente mientras que las perspectivas para 2022/23 son inciertas. Respecto a la próxima campaña, el CIC señala que la guerra podría afectar a las cosechas ucranianas de cereales y oleaginosas, lo que reducirá aún más el excedente exportable a largo plazo. Constata que en Ucrania, “además de la reducida disponibilidad de carburantes, insumos agrícolas y mano de obra, algunas tierras se encuentran ahora inaccesibles, por lo que crece la preocupación ante la limitada capacidad de los agricultores para fertilizar las cosechas de invierno y para sembrar variedades de invierno”.
Además, los elevados precios de los insumos, que ya era preocupante antes del conflicto, podrían influir en las decisiones de siembra y en el volumen de fertilizantes aplicados por los agricultores a nivel mundial y tener implicaciones en los rendimientos y en la calidad de las próximas cosechas. El organismo advierte, por último, que la situación podría aumentar el proteccionismo en algunos países, lo que tendría consecuencias adversas para los países en situación de inseguridad alimentaria, y habla también del aumento de la presión inflacionista por los altos precios del petróleo y de los productos básicos.
Respecto a los precios, el Índice de Cereales y Oleaginosas que elabora el CIC ha subido un 13% en el último mes y ha alcanzado su nivel más alto en 22 años. El subíndice del trigo ha subido el 20,7% en un mes, el del maíz en un 21,2% y el de la cebada en un 31,2%. Subidas más moderadas se han registrado en soja (+6,9%) y arroz (+1,4%). Respecto al año pasado, los precios de los cereales están entre un 40% y un 57% más caros.