Tras una consulta interservicios, la Comisión Europea ha llegado a la conclusión preliminar de que los extractos de las variedades de cáñamo industrial Cannabis sativa L, y por tanto el cannabidiol o CBD -uno de los componentes relajantes del cannabis, cuya comercialización está autorizada en algunos países europeos- deben clasificarse como “estupefacientes” en el marco de la normativa comunitaria. Por tanto, ha congelado todas las peticiones de autorización de extractos de cáñamo y de cannabinoides naturales en el marco del reglamento relativo a los nuevos alimentos.
La Asociación Europea del Cáñamo Industrial (EIHA) ha denunciado que si se confirma esta decisión “podría suponer el golpe de gracia para este sector y privaría a los agricultores de un cultivo rentable, fácil de mantener y que puede aportar beneficios desde el punto de vista medioambiental”. Además, la asociación apunta que las solicitudes de autorización de los cannabinoides sintéticos (productos químicos no obtenidos a partir de plantas) “ya se han aceptado en el marco del procedimiento para los nuevos alimentos”.
La EIHA añade que “si los extractos de cáñamo se clasifican en la categoría de estupefacientes, los agricultores y las pequeñas y medianas empresas no se beneficiarán del éxito de la industria del cáñamo, solo lo harán las grandes empresas que tienen suficientes medios para la producción sintética de sustancias químicas”. Subraya que “renunciar a la petición de autorización del cáñamo comercial impedirá también el desarrollo paralelo de cadenas para dar valor a los co-productos (fibra y paja de cáñamo), que pueden utilizarse en la fabricación de papel, materiales de construcción, textiles, cosméticos y plásticos biodegradables”.
En Francia, la experimentación del cannabis terapéutico incluirá la legalización de la recolección de la hoja y de la flor del cáñamo con el fin principalmente de comercializar el cannabidiol. Se espera la luz verde de la Agencia del Medicamento.