La población mundial que sufre obesidad ha superado por primera vez a la que pasa hambre, según los datos preliminares de un informe que ha avanzado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y que se publicará en un mes.
Durante la inauguración en Roma de un simposio internacional sobre el futuro de la alimentación, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, adelantó que los resultados preliminares de este documento sobre el estado global de la seguridad alimentaria y la nutrición muestran este hecho.
Cabe recordar que el año pasado la ONU estimó que el hambre había crecido en 2017 por tercer año consecutivo hasta afectar a 821 millones de personas en todo el mundo, sobre todo por los conflictos, el cambio climático y la lenta recuperación económica, mientras que la obesidad en adultos afectaba en 2016 a más de 672 millones.
En 2016, por ejemplo, el número de adultos obesos ya sumaba 104,7 millones en Latinoamérica y el Caribe, cifra muy superior a los 39 millones de personas que sufrieron subalimentación en esa región entre 2015 y 2017.
La obesidad está en todas partes
Sin embargo, ahora la obesidad está en todas partes, ha alertado el responsable de la FAO, quien, además, ha vinculado su aumento al cambio en las dietas como consecuencia de la urbanización, el consumo de comida rápida y otros muchos factores.
Ante esta situación, Graziano ha reclamado modificar el enfoque y pasar “de producir más alimentos a producir más alimentos saludables”. Asimismo, ha recomendado promover la actividad del sector privado en ese ámbito con impuestos, un mejor etiquetado, restricciones a la publicidad infantil y «circuitos locales» de alimentación en las ciudades.
También ha hecho hincapié en actuar en el terreno comercial al constatar que la obesidad está creciendo rápidamente en los países que más alimentos importan, como pequeñas islas del Caribe o el Pacífico.
Por su parte, la relatora de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver, ha insistido en incorporar principios como los de sostenibilidad, salud e igualdad a los sistemas alimentarios, promoviendo un enfoque de derechos humanos más allá de las soluciones ligadas a la tecnología o al mercado.