Las poblaciones de fauna salvaje aumentaron un 30% en la Comunidad Valenciana durante el año pasado ocasionando pérdidas directas de unos 26 millones de euros a los agricultores afectados.
Los responsables de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), La Unió de Llauradors, la Federación de Cooperativas Agroalimentarias y la Federación de Caza de esta región se reunieron el 15 de marzo con el fin de crear un “frente común” para reclamar soluciones urgentes a las administraciones.
Entre otras cosas, piden cambios normativos que faciliten el control cinegético de las especies invasoras de los cultivos y ayudas económicas para instalar mecanismos de control –como vallas electrificadas- y para compensar las pérdidas que sufren los agricultores.
El jabalí, el ciervo, el corzo, el conejo y la cabra montesa son las especies más dañinas para el sector agrario, según las organizaciones.
Según datos de la consejería de Agricultura y Medio Ambiente, la presencia de algunas especies de fauna salvaje se ha duplicado y, en casos como el ciervo o el corzo en cinco años (2010-2015) casi se había multiplicado por siete. Otras especies como el jabalí han aumentado su población un 112% en tres años; lla de las cabras ha crecido un 82% entre 2010 y 2015.
Causas del aumento de la población de fauna salvaje
Las organizaciones que participaron en el encuentro aseguraron que la mayor presencia de la fauna salvaje se debe al abandono de las tierras agrícolas, al aumento de la masa forestal, disminución del número de cazadores y a la incidencia de la sequía (que empobrece su hábitat natural y obliga a los animales a bajar a las zonas de cultivo en busca de alimento).
Estas especies, además, son capaces de arrasar explotaciones enteras de viñedos, cítricos, hortalizas o frutales. También provocan destrozos en la madera del arbolado, en instalaciones de riego y otras infraestructuras.