Vivir cerca de zonas agrícolas donde se emplean fitosanitarios puede estar relacionado con una mayor incidencia de casos de esclerosis lateral amitrófica (ELA) y de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), según un grupo de investigadores de la Universidad de Gerona (UdG).
A pesar de que el uso de fitosanitarios ha contribuido a un incremento de la producción agrícola, a la seguridad de su almacenamiento, a repeler las plagas y a controlar problemas infecciosos, el grupo de investigadores ha destacado que estos tóxicos afectan también a los seres humanos y que existe una creciente evidencia «experimental y epidemiológica» de la relación entre la exposición a plaguicidas y trastornos de salud.
Los investigadores, liderados por Marc Sáez, han desarrollado un trabajo sobre este tema y acaban de publicar dos artículos. En concreto, en el caso de la ELA, parten del análisis de datos de población de toda Cataluña en el período 2011-16 y detectan «un cierto patrón geográfico» con «presencia de aglomeraciones en zonas de agricultura intensiva».
Estos tóxicos afectan también a los seres humanos y existe una creciente evidencia de la relación entre la exposición a plaguicidas y trastornos de salud
También se relaciona esa mayor incidencia con algunos contaminantes atmosféricos achacables al tráfico, particularmente los óxidos de nitrógeno procedentes de vehículos diesel.
Trastorno de déficit de atención
Respecto al trastorno de déficit de atención (TDAH), Sáez ha señalado que los datos de población se circunscriben al área gerundense conocida como Selva Interior y los resultados sugieren «que vivir a menos de cien metros de una zona agrícola» o a trescientos «de una autopista o autovía o de uno de los polígonos industriales analizados» estaba asociado con mayor riesgo de sufrir este trastorno.
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