Los fondos destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a ayudar a los pequeños agricultores a adaptarse al cambio climático han caído, y ahora representan solo el 0,8% de la financiación climática, según un informe publicado por la organización especializada Climate Policy Initiative.
En el periodo 2019/2020, el dinero pagado a los agricultores que cultivan menos de dos hectáreas y a las pequeñas y medianas cooperativas y empresas agrícolas como parte de la lucha contra el cambio climático alcanzó los 5.500 millones de dólares anuales, es decir, un descenso del 44% con respecto al periodo 2017/2018, detalla el documento.
Sin embargo, estos pequeños actores producen el 35% de los alimentos del mundo, hasta el 50% en los países de renta baja y media, y, al ser especialmente vulnerables a los impactos del cambio climático, necesitarían idealmente 276.000 millones de dólares cada año, señala el informe elaborado con CLIC, una organización que busca desarrollar la inversión en agricultura y sistemas alimentarios.
Este descenso forma parte de una disminución generalizada de la financiación climática destinada a la agricultura, la silvicultura y la pesca (-20%), señala el informe: al mismo tiempo, los donantes aumentan sus contribuciones a otros sectores como la construcción, las infraestructuras y el transporte.
Hay que «empezar a pensar realmente en cómo llevar la financiación climática […] a los pequeños agricultores», sostiene Jyotsna Puri, responsable del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Los organismos públicos y privados prefieren financiar proyectos destinados a reducir las emisiones antes que a adaptarse al cambio climático, explicó esta representante de la agencia de la ONU con motivo de la publicación del informe.
