El Gobierno francés no ha esperado hasta finales de año para aplicar la prohibición de utilizar insecticidas neonicotinoides en su territorio. Desde este mes de septiembre no pueden usarse en el país vecino los tres que quedarán prohibidos a nivel comunitario y dos más.
Desde el pasado 1 de septiembre está prohibida la utilización en Francia del imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam, así como del tiacloprid y el acetamiprid. Y no se quedará ahí, ya que en breve quiere prohibir también el uso de otras dos sustancias: el sulfoxaflor y el flupyradifurone. Ya ha notificado la medida a la Unión Europea.
El Ministerio de Agricultura francés presume en un comunicado de ser el precursor de la protección de los polinizadores en el seno de la UE. Subraya que estas prohibiciones son esenciales para luchar contra la pérdida de colonias de abejas y otros polinizadores, ya que, añade, numerosos estudios han puesto de manifiesto que estas sustancias son una de las causas de la disminución de las poblaciones de esos insectos.
Recuerda que esta medida forma parte de un ambicioso plan sobre pesticidas en el que se da prioridad a la eliminación de las «sustancias más preocupantes», entre ellas del glifosato (para el que se ha marcado un plazo de tres años). Subraya que «en muchos casos, los productos que contienen neonicotinoides pueden sustituirse con soluciones alternativas, como los productos de control biológico» y añade que «el Gobierno tiene intención de acompañar a los agricultores en esta transición».
Las organizaciones agrarias francesas no comparten el optimismo de sus autoridades. Tras la publicación de la disposición que establecía estas prohibiciones (a principios de agosto) exigieron que se adoptaran excepciones y se autorizara el uso de esas sustancias en ciertos sectores que no cuentan actualmente con alternativas de protección.
Reclamaban que el Gobierno cumpla su compromiso de «no dejar a ningún productor sin solución» y apuntaban que las alternativas debían estar disponibles antes de proceder a las prohibiciones.
Los representantes de los agricultores subrayaban, por último, que estas decisiones colocarán en una situación de desventaja a los productores franceses frente a los de otros países comunitarios y de países terceros.