No corren buenos tiempos para la ganadería intensiva, para la carne y sus consumidores. En otros Estados miembros de la UE vecinos, como Francia, llevan ya varios meses sufriendo ataques de miembros de las organizaciones animalistas en las explotaciones ganaderas, en los mataderos e industrias, en las carnicerías y en los restaurantes que sirven carnes. En España, esta “moda” ha llegado a Cataluña, donde ya se han registrado invasiones en explotaciones ganaderas, que, recordémoslo, son una propiedad privada. Desde el gobierno de esta Comunidad Autónoma han anunciado que van a tomar medidas. Ya veremos. Por otro lado, cada día que pasa crece la oposición a la instalación de macrogranjas por todo el territorio español, como contamos aquí una semana sí y otra también. Nadie quiere una explotación de este tipo cerca de su casa o de su pueblo.
Suma y sigue. Esta semana hemos sabido que en Alemania, el país de las salchichas, todos los grandes partidos se han conjurado y han acordado elevar del 7 al 19 por ciento el IVA de los productos cárnicos. Esta medida es apoyada por el partido de Merkel, la CDU, los socialdemócratas y los Verdes y ha partido de la Federación de Protectoras de Animales.
Para rematar la faena, el pasado jueves conocimos un informe del llamado Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (el IPCC por sus siglas en inglés) en el que se dice que “las dietas equilibradas basadas en alimentos de origen vegetal (como cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras) y alimentos de origen animal producidos de forma sostenible en sistemas que generan pocas emisiones de gases de efecto invernadero presentan mayores oportunidades de adaptación al cambio climático y de limitación de sus efectos”. Esto lo ha dicho textualmente Debra Roberts, copresidenta del II Grupo de Trabajo del citado IPCC. De sus palabras cabe deducir una crítica a los sistemas ganaderos de producción intensiva, que contribuyen al cambio climático.
¿Cómo ha reaccionado la cadena ganadera española entendida en sentido amplio?
Mientras tanto, ¿cómo ha reaccionado la cadena ganadera española entendida en sentido amplio? Pues a pesar de que las críticas a los modelos ganaderos intensivos y al consumo de carne vienen de lejos, lo hemos advertido desde hace tiempo, la citada cadena, desde las organizaciones agrarias, pasando por las interprofesionales ganaderas y las asociaciones de la industria cárnica, hasta llegar a los veterinarios y laboratorios como Zoetis o MSD, entre otros, agrupados en Veterindustria, que se han hinchado a vender antibióticos y otros productos para la sanidad animal, han venido dando la callada por respuesta a este grave problema. Ahora no van a tener más remedio que salir a la palestra y enfrentarse al mismo. Todos se están jugando su futuro y sus resultados.
Editorial de César Lumbreras del 10 de agosto
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