El glifosato ha vuelto a estar de actualidad durante los últimos días por partida doble. Se trata del herbicida más utilizado en el mundo. Para unos, es un veneno que provoca cáncer, mientras que, para otros, hay informes científicos que avalan su seguridad y, además, a fecha de hoy es imprescindible para los tratamientos agrícolas porque no hay sustituto. En este contexto ha salido a la palestra la ministra en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y ha dicho que no descarta que España aborde la prohibición del glifosato en un futuro inmediato, lo que ha encendido todas las alarmas.
Previamente, en Estados Unidos un jurado había dictaminado que la multinacional Bayer, propietaria ahora de Monsanto, el fabricante del glifosato, tendrá que indemnizar a una pareja de ancianos con más de 2.000 millones de dólares porque este producto les causó cáncer. No es la primera vez que sucede esto en los tribunales de este país, ni va a ser la última, porque hay varios miles de denuncias en el mismo sentido a la espera de veredicto. No es aventurado decir que todo este lío se puede llevar por delante a la propia Bayer.
El Parlamento Europeo que se elija dentro de una semana y un día va a tener mucho que decir sobre si el glifosato seguirá autorizado en la UE
El Parlamento Europeo que se elija dentro de una semana y un día va a tener mucho que decir sobre si el glifosato seguirá autorizado en la UE o terminará prohibido con carácter general. De ahí la importancia de acudir a votar con conocimiento de causa, porque las elecciones son claves para los intereses de todos, especialmente de los agricultores y ganaderos.
Y mientras Ribera decía eso en Berlín y sucedía lo otro en Estados Unidos, los agricultores franceses han vuelto a las andadas y el pasado jueves establecieron una “operación filtro” cerca de la frontera con España, que afectó a la entrada de camiones cargados con fruta procedente de nuestro país. Dicen los galos que los precios a los que llega esta mercancía son muy bajos. Tal y como viene la campaña de fruta dulce, mucho me temo que ha sido el primer acto de este tipo, pero no será el último. Ya veremos lo que hacen los dos Gobiernos y Bruselas para evitarlo, pero hay que ponerse en lo peor.