En la guerra del agua todavía no hay tregua y los frentes están bien diferenciados: por un lado, los municipios de la cabecera del Tajo, cansados del trasvase ; y, por otro, los del Levante, que necesitan agua para producir. En el medio, el futuro Pacto Nacional del Agua, con grandes dificultades para acercar posturas.
Entre tanto, la reserva hidráulica ha registrado una fuerte subida en los últimos días gracias a las abundantes lluvias en gran parte del país, sin embargo, arrastra una situación de escasez de agua desde el año pasado.
Actualmente el conjunto de los pantanos peninsulares se sitúa al 46,9% de su capacidad total, contiene 26.307 hectómetros cúbicos (hm³) de agua. No obstante, esta cifra está muy lejos de la registrada el año pasado por estas mismas fechas -32.740 hm³- y, más aún, de la media de los últimos diez años -37.682 hm³-.
La cuenca del Segura está al 17,6% de su capacidad total, es la que se encuentra en estado más precario, pero los pantanos de la cabecera del Tajo (de los que parte el trasvase) tampoco reflejan una realidad mejor. Por un lado, el de Entrepeñas, acumulaba –a fecha 7 de marzo- 95 hectómetros cúbicos, está al 11,38% de sus niveles máximos; por otro, el de Buendía disponía –el 7 de marzo- de 171 hm³, el 10,43% de su capacidad total.
El Levante necesita agua
El Levante español se ha movilizado hoy -7 de marzo- en Madrid para reclamar medidas que palien la situación de sequía estructural que padecen las regiones del sureste (Alicante, Murcia y Almería).
Los productores de estas zonas aseguran que necesitan agua para mantener lo que denominan la “huerta de Europa”.
La cabecera del Tajo no tiene agua
En el lado opuesto están los municipios de la cabecera del Tajo, que aseguran que no hay agua que ceder y que el Levante busque otras alternativas.
Ahora un estudio realizado por el grupo de Investigación del Tajo -dependiente de la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM)- les da la razón; desvela que el trasvase Tajo-Segura ha hundido económica y demográficamente a los municipios ribereños.
Los autores del estudio, Enrique San Martín (profesor de economía en la UNED), Beatriz Larraz (miembro de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UCLM) y Nuria Hernández-Mora (consultora independiente) han reconocido que desconocen cómo sería actualmente la zona de los municipios ribereños si el trasvase se hubiese gestionado de otra manera, pero están seguros de que su situación sería muy distinta económica y demográficamente.
Sobre las consecuencias sobre la población, el estudio confirma que desde 1950 a 2016 se han perdido 15.000 habitantes en los municipios ribereños, mientras que en el resto de poblaciones similares de Cuenca y Guadalajara, se ha ido ganando población.
En cuanto a los efectos sobre la economía, la investigación señala que la construcción de los embalses se hizo empleando las vegas más fértiles de la cabecera del Tajo, lo que impidió el desarrollo del sector primario en favor del sector turístico. Sin embargo, con la apertura del trasvase Tajo-Segura, tampoco se dio esa situación.
Según datos facilitados por los municipios ribereños, el nivel de llenado de los embalses antes de 1981, fecha de la apertura del trasvase, era de un 70 por ciento. Una vez abierto la media ha sido de un 30%. El trasvase redujo el llenado del embalse en un 50%.
Según el alcalde de Sacedón (Guadalajara), Francisco Pérez Torrecilla, en esta localidad pasaron “de tener el agua a los pies del paseo del pueblo a tenerlo a varios kilómetros y eso perjudicó nuestra economía».
La investigación refleja mayores dificultades para evaluar el coste económico del trasvase porque todas las estadísticas se centran en la cuenca del Segura. Sin embargo, hay datos que indican que desde 2010 se han cerrado un 30% de los establecimientos turísticos de la zona y hay un 50% de plazas turísticas menos. A esto también contribuyó la crisis de 2008 y, a pesar de que los datos económicos indican que la crisis mejora, la zona no levanta cabeza en el sector turístico.
Otro de los indicadores que confirman los perjuicios económicos en la zona es que el sector de la construcción en la cabecera del Tajo es un 10% menor que en el resto de municipios similares de Cuenca y Guadalajara. Además tienen una renta un 20% menor que ellos.