El presidente del Banco Mundial, David Malpass, ha instado a las economías avanzadas a impulsar la ayuda a los países en desarrollo y a trabajar para aumentar la producción de alimentos, energía y fertilizantes para hacer frente a la escasez y el aumento de los precios provocados por la guerra de Rusia en Ucrania.
Malpass, que intervino en un evento con la jefa del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, indicó que los pagos en efectivo o los vales serían una buena manera de ayudar a los agricultores de los países pobres a comprar fertilizantes para garantizar la continuidad de la producción de alimentos.
Por su parte, Georgieva sostuvo que la crisis está exacerbando la diferencia entre los países ricos y los pobres, y afirmó que también es fundamental diversificar la producción de alimentos, energía y suministros de fertilizantes para reducir la dependencia de Rusia.
Además, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, indicó en una entrevista a la BBC que el mundo afronta una «catástrofe humana» por una crisis alimentaria derivada de la guerra en Ucrania, crisis que ha llevado a un incremento de los precios de las materias primas. «Es una catástrofe humana, lo que significa que la nutrición baja. Pero también se convierte en un desafío político para los gobiernos que no pueden hacer nada al respecto, no lo causaron y ven que los precios suben», indicó el director.
Según el Banco Mundial, los precios de los alimentos podrían verse incrementados en un 37%, un alza que se «magnifica» para las personas que no tienen recursos, pues «comerán menos y tendrán menos dinero para cualquier otra cosa, como la educación. Y eso significa que es realmente un tipo de crisis injusta».
La guerra aumenta los riesgos en Oriente Medio
Las presiones inflacionistas, intensificadas por la guerra en Ucrania, están aumentando el riesgo de disturbios sociales y humanitarios en los países más pobres de Oriente Medio y en el Norte de África (MENA), afirma el Banco Mundial en un informe publicado recientemente.
El aumento de los precios de los productos alimentarios podría tener efectos considerables, más allá del aumento de la inseguridad alimentaria», según pone de manifiesto la institución en sus últimas previsiones económicas.
Además, indica que «históricamente, en la región de Oriente Medio y Norte de África, los aumentos de los precios del pan han contribuido a un mayor malestar social en los países pobres, como las manifestaciones contra el Gobierno, los disturbios y los conflictos civiles, así como un deterioro significativo de las instituciones democráticas».
En la región de Oriente Medio y Norte de África, que depende en gran medida del suministro de trigo procedente de Rusia y Ucrania, el conflicto «probablemente aumentará las presiones inflacionistas causadas por la pandemia del Covid-19», señala el informe.
