Las consecuencias de la guerra en Ucrania, principalmente el elevado precio de los insumos y la inflación de los alimentos, siguen impactando en los mercados agrarios y en las decisiones de compra de los consumidores. Además, buena parte de la UE se ha visto afectada por la falta de precipitaciones este invierno, después de sufrir un verano también seco y caluroso el año pasado, lo que ha empeorado la disponibilidad de agua en regiones con unas reservas de agua ya muy bajas. Esto podría llevar a los agricultores a optar por cultivos que requieren menos agua.
Estas son algunas de las conclusiones que la Comisión Europea recoge en su último informe sobre Perspectivas de los Mercados a Corto Plazo, publicado el 30 de marzo. En él señala asimismo que las previsiones macroeconómicas para la UE son algo más positivas que cuando publicó su informe anterior, el pasado otoño, a pesar de que continúa la incertidumbre sobre el suministro de energía de cara al próximo invierno y de las recientes tensiones en los mercados financieros.
En relación con los precios, apunta que las elevadas cotizaciones de las materias primas el año pasado ayudaron a contrarrestar los altos costes de producción y ello permitió una mejora, en general, de los ingresos agrícolas, aunque con importantes diferencias sectoriales y regionales.
¿Bajada de costes y de la inflación?
Según la Comisión, la bajada del precio de la energía podría moderar los costes de producción. En el caso concreto de los fertilizantes, en particular de los fabricados a base de nitrógeno, podría haber más disponibilidad y ser más asequibles en comparación con 2022. En cualquier caso, subraya, su precio sigue duplicando el que registraban a principios de 2020. “Los agricultores -dice- han empezado a adaptarse a esta nueva situación, respondiendo asimismo a medidas medioambientales y climáticas. De hecho, optan cada vez más por cultivos con menores necesidades de fertilizantes y se espera que el uso de fertilizantes minerales se sitúe por debajo de la media a largo plazo en la próxima campaña”.
La inflación de los alimentos es todavía significativa. En febrero, los alimentos eran un 19,5% más caros en la UE que en el mismo mes del año pasado. “Se espera que los consumidores compren alimentos más básicos y más baratos y cambien sus preferencias; por ejemplo, consumirán más carne de ave y menos de vacuno. A pesar de las bajadas observadas en el precio de ciertos insumos, se espera que los precios de los alimentos se mantengan en un nivel alto durante un tiempo antes de volver a bajar”.
La inflación no es consecuencia solo de la subida de costes generada por la guerra en Ucrania sino también por el impacto de la sequía y las enfermedades ganaderas en el volumen de producción de ciertos sectores.
La Comisión recuerda que “la producción de aceite de oliva de la UE en 2022/2023 habría disminuido casi en un 40%, lo que ha dado lugar a precios más altos. En algunos casos, además de una menor oferta, la calidad también se habría visto afectada. Este es el caso, por ejemplo, de la cosecha de naranjas” comunitaria. En el ámbito ganadero los mayores impactos vienen dados por la gripe aviar y la peste porcina africana, que han reducido la oferta y las exportaciones de aves y porcino.