La identificación individual del ganado mediante microchip será obligatoria en Argentina a partir del 1 de julio de 2026. Hasta ahora era voluntaria, sobre todo en el sector de la exportación. El objetivo es abrir los mercados japonés y surcoreano.
Este sistema ya se aplica en Uruguay desde hace 17 años. La identificación individual del ganado mediante microchip será progresivamente obligatoria en Argentina a partir del 1 de julio de 2026. Un decreto ministerial argentino introdujo en 2019 el uso voluntario de etiquetas electrónicas en Argentina. Sin embargo, sólo se utilizan en unos 3 millones de bovinos, parte de cuya carne se destina a los contingentes Hilton y 481 que se envían a Europa.
Los primeros chips iban a ser distribuidos a los ganaderos por el Gobierno federal, inicialmente de forma gratuita, a partir del próximo mes de marzo. «Los primeros animales identificados serán los terneros lactantes, después el sistema se extenderá a toda nuestra cabaña bovina de 55 millones de cabezas», declaró a Agra Presse el veterinario argentino Luis Barcos, ex presidente de la comisión de normas de identificación y trazabilidad bovina de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, antigua OIE).
Objetivos asiáticos
El actual sistema argentino de identificación del ganado requiere el uso de simples etiquetas analógicas. Sin embargo, sus deficiencias son notorias. «En algunas explotaciones, sobre todo pequeñas, ni siquiera se abrochan los terneros, y el porcentaje de hebillas perdidas a nivel nacional se acerca al 10%», afirmó Juan José de Urrengoechea, jefe de la empresa distribuidora Identag. La identificación, que sigue basándose en la lectura visual, y su registro en papel suponen un número fenomenal de errores.
El nuevo sistema de identificación por microchip debería permitir a los mataderos argentinos obtener más valor de sus cortes y mejorar el acceso del país a sus mercados de exportación de carne de vacuno, especialmente la UE. La industria espera incluso abrir las puertas de los mercados japonés y surcoreano. De hecho, éste es el principal objetivo de la orden ministerial en cuestión.
«Las autoridades sanitarias de estos dos países, donde los precios FOB de la carne de vacuno se sitúan en la parte alta del mercado internacional, en torno a los 9.000 dólares/tonelada, demandan un sistema de trazabilidad basado en el uso de chips electrónicos para garantizar una vigilancia epidemiológica cercana al riesgo cero», explicó Juan José de Urrengoechea.