Estrenamos la temporada número cuarenta y uno. Agosto es el mes vacacional por excelencia, aunque en el campo son unas semanas de mucho trabajo y actividad comercial, lo que no impide que también se disfruten las fiestas patronales (este fin de semana tienen lugar un porrón de ellas) de nuestros pueblos, que en estos días rebosan de vida con actos de todo tipo. Es la cara y la cruz, trabajo y disfrute, que muchos intentan combinar. En estas fechas suelen aparecer también algunos datos que conviene reseñar, aunque tiempo habrá en los próximos meses de volver sobre ellos. Son los relativos al número de los que piden las ayudas directas de la PAC, las hectáreas por las que se solicitan, y las cifras relativas a los llamados ecorregímenes, de las que dependerá el importe que finalmente perciban los que se acogen a los mismos.
Las principales conclusiones del informe hecho público por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) esta semana son las siguientes. La primera es que habrá recortes en los importes indicativos de la mayor parte de los ecorregímenes, lo que se traduce en que muchos agricultores y ganaderos recibirán menos dinero en concepto de ayudas directas. La segunda es que el número de solicitantes de las ayudas sigue bajando y este año se ha situado por primera vez por debajo de los 600.000, con una caída sobre 2023 del 3,9 por ciento. La tercera es que el número de hectáreas por el que se ha solicitado ayudas se mantiene estable en 22,2 millones. Eso significa que el tamaño de las explotaciones sigue aumentando.
Esta es una de las constantes que se viene repitiendo a lo largo de los últimos años, la reducción del número de agricultores y ganaderos, tanto en los sectores que cuentan con ayudas de la PAC, como en los que no las tienen; a ella se suma un recorte del número de explotaciones y un aumento del tamaño de las mismas, que están más tecnificadas. Y, como trasfondo de todo lo anterior, la falta de relevo generacional y de los jóvenes que se incorporen a la actividad agraria, en unos casos porque no hay rentabilidad, en otros, por las trabas burocráticas y la falta de ayudas y, en muchos casos, por una combinación de todos esos factores. Uno de los retos de cara al próximo curso es justamente hacer más atractivo el campo para los jóvenes. ¿Se logrará?
