Algunas bacterias de origen alimentario, como la salmonella o el campylobacter, son cada vez más resistentes a ciertos antibióticos existentes para tratarlas, según el último informe sobre la resistencia a los antibióticos en las zoonosis publicado el 3 de marzo por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA).
El informe, con datos correspondientes a 2018, presenta, sin embargo, algunas tendencias positivas en el sector animal.
Los citados organismos señalan que los últimos datos relativos a los humanos, los animales y los alimentos muestran que una gran parte de las bacterias salmonela son multirresistentes, es decir, son resistentes a tres antibióticos o más.
En el hombre es habitual la resistencia a la ciprofloxacina de ciertos tipos de salmonela. En el caso del campylobacter, 16 países de un total de 19 dan cuenta de porcentajes muy elevados o extremadamente elevados de resistencia a ese mismo antibiótico. Se han observado asimismo resistencias altas a la ciprofloxacina para el tratamiento de la salmonela en aves.
El informe recuerda que ese antibiótico pertenece a la familia de las fluoroquinolonas, clasificadas como de importancia crítica para el hombre, y advierte de que si perdieran su eficacia el impacto en la salud humana sería importante. Apunta, no obstante, que la resistencia a este tipo de antibióticos combinados con otros sigue siendo baja.
El estudio recoge indicadores de resultados para ayudar a los Estados miembros de la UE a evaluar los avances logrados en materia de reducción del uso de antibióticos y de lucha contra la resistencia a los mismos.
El ECDC y la AESA dan cuenta, por otro lado, de algunos resultados positivos en los animales productores de alimentos en materia de resistencia a los antibióticos. Como ejemplo señalan que no se ha observado resistencia de las bacterias salmonela y E.coli a los antibióticos de última generación.