Uno de los mayores fracasos de la PAC es que no ha servido para facilitar la incorporación de jóvenes a la actividad agraria o, dicho de otro modo, para facilitar el relevo generacional. Si la política madre, la de la Unión Europea (UE), no ha funcionado, la de cada uno de los Estados miembros, en este caso España, también ha cosechado un notable fracaso; y lo mismo ha sucedido con la de las Comunidades Autónomas. En resumidas cuentas, un fracaso multiplicado por tres.
Esta semana se ha hablado mucho de los jóvenes agricultores en Bruselas. El comisario nuevo, el luxemburgués Hansen, ha dicho de forma muy clara que su principal prioridad en estos cinco años que durará su mandato será el apoyo a los jóvenes. Vamos a ver si es verdad, porque cada vez que desde la Comisión Europea hablan de simplificar la PAC
o de apoyar a un sector, o colectivo, termina sucediendo lo contrario.
Y simplificación y financiación es lo que se necesita para que los jóvenes se incorporen a la actividad y haya relevo generacional. Que se simplifiquen las normas y reglas absurdas que convierten en un calvario el proceso para entrar en el sector agrario.
Uno de los mayores fracasos de la PAC es que no ha servido para facilitar la incorporación de jóvenes a la actividad agraria
Y financiación y ayudas de verdad, que se tramiten de forma ágil, en tiempo y forma, y no como sucede ahora, que en muchos casos se eternizan. Esas son las dos patas imprescindibles para que los jóvenes se sientan atraídos por la actividad agraria.
Luego hay una tercera pata, muy de actualidad en los últimos días: el que puedan competir en igualdad de condiciones. Y lo explico con un ejemplo: los agricultores y ganaderos de la UE tienen una serie de obligaciones a la hora de producir que se deben exigir también a las mercancías que vienen de terceros países, llámense Brasil Argentina, Marruecos, Tailandia o China. Porque, si no es así, los europeos estaremos en inferioridad de condiciones y será imposible competir con lo que llega de fuera. Acuerdos comerciales sí, pero en las mismas condiciones y con las mismas exigencias.
Y hay una cuarta pata: mejorar las condiciones de vida en el medio rural y equipararlas a las del medio urbano, tal y como se establece en la Constitución. ¿Será capaz Planas de enterarse de todo lo anterior? Sólo así, con una política eficiente de incorporación de jóvenes y con igualdad a la hora de producir y competir se facilitará la incorporación de los jóvenes.