De cara a las elecciones europeas del próximo 25 de mayo, los principales partidos políticos centran sus propuestas en materia agraria en la seguridad de abastecimiento alimentario y en corregir los desequilibrios de la cadena alimentaria.
El Partido Popular recoge, además, en su programa la defensa del modelo agroalimentario europeo y medidas para sectores concretos, por ejemplo para el lácteo, en el que plantea un mecanismo que permita gestionar el mercado en caso de crisis de cara a la desaparición de las cuotas.
Por otro lado, está a favor de utilizar los avances de la biotecnología, señala que estimulará el relevo generacional en el campo y que trabajará en Bruselas para que los productos importados de países terceros cumplan con las mismas exigencias que tienen que respetar los comunitarios.
El PSOE reconoce en su programa el papel estratégico de la agricultura en la sociedad y señala su intención de promover un desarrollo rural sostenible y próspero.
Además, entre sus 25 propuestas para estas elecciones figura la de una política agraria común que apueste por los agricultores activos y fortalezca las medidas de intervención en los mercados de alimentos.
Izquierda Unida propugna una nueva reforma agraria articulada en torno a la explotación agroganadera familiar, el fomento de la agricultura ecológica y de los circuitos cortos de comercialización y la prohibición de los transgénicos.
En materia de pagos directos propone el desarrollo del concepto de agricultor activo como destinatario de las ayudas públicas y en relación con las negociaciones con países terceros se opone radicalmente a un acuerdo con Estados Unidos y con Canadá.
Unión Progreso y Democracia anuncia también que propondrá cambios significativos en la reglamentación comunitaria para que se cumpla el objetivo de garantizar una producción viable de alimentos gestionando los recursos naturales de un modo sostenible.
En relación con las ayudas directas apunta que deben distribuirse con criterios de equidad y que deben supeditarse al cumplimiento de prácticas más respetuosas y beneficiosas para el medio ambiente y con la calidad de los productos, que deben ser objetivos prioritarios.
