La eliminación de las cuotas de producción de leche en 2015 no hizo que el sector europeo pasara a guiarse más por las señales del mercado y a ser menos dependiente de los apoyos públicos, según un estudio realizado por encargo del Parlamento Europeo. Por otro lado, en el futuro podrían imponerse nuevas cuotas en este sector: cuotas de emisiones de gases de efecto invernadero.
La revolución que se anunció no tuvo lugar. Tras la supresión de las cuotas de producción lácteas en 2015 el sector europeo se encaminó hacia una convergencia de los precios de la UE con los del mercado mundial, reforzando así la orientación de la industria transformadora a la exportación, aunque sin grandes cambios en el sector europeo. Esa es una de las conclusiones de un estudio encargado por el Parlamento Europeo que se presentó hace unos días en la Comisión de Agricultura (Comagri).
Los productores de leche siguen ocupando una posición vulnerable en la cadena de suministro y, a pesar de que su competitividad está en aumento, la dependencia de su renta de las ayudas públicas sigue siendo importante
Se registraron algunos cambios estructurales (en particular, una fuerte reducción del número de explotaciones lácteas acompañada de un aumento general de su tamaño medio); sin embargo, “la respuesta de los productores europeos en materia de oferta de leche parece ser aún más inelástica a los precios en el período post-cuota”.
De acuerdo con este trabajo, los productores de leche siguen ocupando una posición vulnerable en la cadena de suministro y, a pesar de que su competitividad está en aumento, la dependencia de su renta de las ayudas públicas sigue siendo importante (cerca del 40% de media, con diferencias entre los Estados miembros).
A ello hay que sumar nuevos desafíos: la obligación de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el relevo generacional… El sector tendrá que adaptarse a todos ellos.
Derechos de emisión cada vez más bajos
En opinión de los autores del informe, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero será una de las principales obligaciones del sector productor de leche en los próximos años. En su estudio proponen que se introduzcan mecanismos que recompensen a los ganaderos por sus esfuerzos individuales en este ámbito.
Según ellos, sería preferible incentivar una reducción de las emisiones por medio de la adopción de tecnologías de mitigación a reducir la producción de leche. Con ese fin, “en una primera fase, una opción política podría ser conceder a los ganaderos una cantidad de derechos de emisión, que se irían reduciendo progresivamente cada año.
Sería preferible incentivar una reducción de las emisiones por medio de la adopción de tecnologías de mitigación a reducir la producción de leche
Se crearía un mercado para acceder a derechos de emisión fijando un precio por el carbono”, lo que incentivaría a los productores de leche “a adoptar tecnologías de reducción de las emisiones, en caso de que eso fuera más barato que comprar derechos de emisión”.
Además, un apoyo a las soluciones tecnológicas podría reducir las necesidades de mano de obra en las explotaciones lácteas (el trabajo intensivo es lo que hace que sean poco atractivas para los jóvenes), lo que permitiría a los ganaderos de más edad mantener sus granjas en caso de no disponer de relevo, pero, al mismo tiempo, mejoraría su atractivo para los jóvenes. Dos pájaros de un tiro.
