La palabra lila tiene varias acepciones. Según el diccionario de la RAE es un arbusto de la familia de las oleáceas. También es un color: el lila. Y hay otra que es la que me interesa a estos efectos: un lila es un lelo. Esta es la que se utiliza por mi tierra de Castilla y León, cuando uno se refiere a una persona simple. Y aquí entran en juego los consejeros de Agricultura de las Comunidades Autónomas, especialmente los once del Partido Popular.
Resulta que la próxima semana realiza su primer viaje a España el nuevo comisario de Agricultura, el luxemburgués Hansen. Y resulta que el ministro ha organizado un viaje a su medida, es decir, a la de Planas, en el que los consejeros van de convidados de piedra siendo suave, o de tontos útiles, siendo realista.
El ministro sanchista de Agricultura va a aprovechar la ocasión para presentar por tercera vez la Estrategia Nacional de Agricultura, la ENA, que es humo, humo y tres veces humo. Es otra operación política de imagen, vacía de contenido. Ya la presentó en el Consejo de Ministros, luego en un acto al que asistió Pedro Sánchez y ahora aprovecha la visita del comisario Hansen para vender el mismo humo por tercera vez. Y, si nadie lo remedia, allí estarán los consejeros, a los que Planas ha convocado a un encuentro-café de pie con el comisario de algo menos de cuarenta minutos, por lo que, al ser diecisiete, tocarán a dos minutos cada uno de ellos para presentar sus peticiones al de Bruselas. Eso suponiendo que el ministro se lo permita claro.
Pero él ya tendrá su foto pastoreando al comisario y a los consejeros, que es lo que busca. A cambio de esos dos minutos con Hansen, luego se tendrán que tragar un tocho de dos horas (120 minutos) de humo y pura propaganda política sobre la Estrategia de Alimentación, mientras Planas y el comisario se largan a dar una rueda de prensa.
Conservo la esperanza, porque es lo último que se pierde, de que los consejeros, por lo menos los del PP, tengan un ataque de lucidez mental y no colaboren en este aquelarre de venta de humo. Y albergo también la esperanza de que el comisario de Agricultura y su equipo se enteren de a lo que viene y se percaten de la utilización política que va a hacer Luis Planas de su visita a España y, en las jornadas que faltan hasta el próximo jueves, cambien el programa. Si las cosas se mantienen como están ahora mismo, los consejeros y el comisario Hansen ejercerán de lilas o de tontos útiles y Planas habrá dado otra lección de cómo los torea.