El año se presenta complicado para Luis Planas, el ministro más desconocido de todo el Gobierno. Con la negociación de la Política Agraria Común (PAC) empantanada en Bruselas, a la espera de que pasen las elecciones europeas, se forme el nuevo Parlamento y se alcance el acuerdo sobre el Marco Presupuestario 2021-27, del que dependerá el dinero dedicado a financiar esta política, va a tener que ocuparse de algunos de los líos que tiene en España.
Por ejemplo, de la situación en el mercado de los cítricos, con caídas importantes en los precios y el aumento del malestar en la Comunidad Valenciana y Andalucía. Las organizaciones de productores podrán presentar hasta el 31 de marzo sus notificaciones de retiradas de cítricos para su transformación en zumo en el marco del dispositivo de ayuda aprobado a finales de 2018. Esta medida acogerá a un máximo de 50.000 toneladas de naranjas, clementinas, mandarinas y satsumas. Se trata de una línea de apoyo para ayudar a los productores, considerado insuficiente por las organizaciones agrarias.
Otro lío que tiene es el de la remolacha y el azúcar debido a la ruptura unilateral por parte de la empresa Azucarera, en manos británicas, del Acuerdo Marco Interprofesional (AMI) planteando un importante recorte de precio, algo que rechazan desde las organizaciones agrarias. Al final, el asunto puede terminar en un posible arbitraje, hipótesis que también se recoge en el AMI.
La situación en el mercado de la miel, inundado por las importaciones de países terceros, es otro de los asuntos de Planas, que mira de reojo a Bruselas, no por la PAC, sino suspirando por ser el comisario español o por ir en las listas del Parlamento Europeo, para completar así una buena jubilación.
Artículo de opinión publicado en el diario `La Razón´ el 7 de enero de 2019. El Galgo Apeles: César Lumbreras
