Comienzo con una pregunta: ¿se fía de Luis Planas? Lo planteo de otra manera: ¿compraría un coche usado a Luis Planas? Cada uno tendrá su propia respuesta a estas dos preguntas. En caso de duda, recuerdo un dato: hace ahora cuatro años, en la anterior oleada de movilizaciones del campo, prometió una serie de medidas; ahora toca preguntarse si se han plasmado en la realidad, para lo que hay que coger la hemeroteca y comprobar si ha cumplido, o no. Mucho me temo que la respuesta es más negativa que positiva. El problema radica en que es el que tiene la sartén por el mango.
De momento, en la docena y media de medidas que planteó el pasado jueves a las tres organizaciones agrarias con las que se reunió, hay una a la que hicimos referencia aquí el sábado pasado: la derogación de la obligatoriedad desde este año del Cuaderno Digital para muchas explotaciones. Así planteada, parece que está bien, pero no es así, porque no se aclara lo que pasará en 2025 o en 2026. Debería concretarse más. De la otra medida a la que me referí el sábado pasado, los cambios en la orden ministerial de la protección del lobo, no ha dicho ni “mu”. Esa también depende del Gobierno del que Planas es miembro, en este caso de Teresa Ribera, y puede adoptarse de un día para otro.
En lo que respecta a las otras medidas incluidas en esa docena y media nos encontramos con que, en unos casos, no dependen del Ministerio de Agricultura, sino que se deben plantear las propuestas a Bruselas y es en la capital comunitaria donde tienen la última palabra. En otros casos, se trata de medidas que dependen de otros Ministerios, como Hacienda o Trabajo, y hace falta saber si Luis Planas tiene peso político, y ganas de ejercerlo, para que salgan adelante, o se quedan tan solo en promesas, como las de hace cuatro años. Finalmente, en otro grupo de medidas, como las relativas a la Ley de la Cadena Alimentaria, resulta sospechoso que quiera crear otra Agencia, en este caso de carácter estatal.
¿Acaso no vale con la que ya hay? Eso es reconocer que no funciona. En resumidas cuentas, que estamos ante un catálogo de buenas intenciones, que deben perfilarse todavía, teniendo muy en cuenta que, en ocasiones anteriores, como hace cuatro años, Luis Planas no ha cumplido. En las próximas semanas veremos si en esta ocasión, vista la gravedad de la situación y los antecedentes, ese catálogo de promesas se plasma en la realidad o es un engaño más. Y respondiendo a la pregunta del título de este Pregón: yo no me fio de Luis Planas, ni de este Gobierno.