La Plataforma Serranía Limpia y Viva, integrada por vecinos y trabajadores de pueblos de la Serranía de Cuenca, se ha concentrado hoy -20 de agosto- en Toledo para protestar contra la instalación de macrogranjas porcinas en sus municipios, ya que las ven como un «serio peligro» medioambiental y de futuro.
Esta mañana han llegado a Toledo en varios autobuses ciudadanos de los pueblos conquenses de Zarzuela, Villalba y Portilla, y se han concentrado en la céntrica plaza de Zocodover para criticar el proyecto de la empresa Incarlopsa, encargado de llevar a cabo la construcción de estas macrogranjas.
Durante la protesta, la Plataforma ha exigido al Gobierno regional una valoración de impacto global en la provincia de Cuenca donde hay solicitados permisos de instalación para tres macrogranjas de crías de cerdo y 35 granjas de engorde, que se unen a las que ya había en la comarca.
El objetivo es que la Consejería de Agricultura realice un estudio negativo sobre el impacto medioambiental que este proyecto supondría en la zona rural
En este sentido, el portavoz de la Plataforma, Ángel Daniel Chacón, ha informado de que el objetivo es que la Consejería de Agricultura y Medioambiente realice un estudio negativo sobre el impacto medioambiental que este proyecto supondría en la zona rural.
«No tenemos nada en contra del desarrollo industrial en el medio rural pero si del sitio en que se quiere implantar un negocio que atenta contra la conservación de parques naturales y espacios protegidos por los que se ha apostado siempre a través del desarrollo rural de estas zonas», ha explicado Chacón, que ha añadido que es algo «totalmente contradictorio por parte de los gobiernos».
Se trata de un entorno que no llega a los mil vecinos entre los tres pueblos y la macrogranja pretende dar desarrollo a casi el triple de ganado que habitantes, una realidad por la que el el portavoz ha asegurado que «o la Junta reacciona y se da cuenta del impacto ambiental que significa esto o la lucha seguirá encrudeciéndose».
Según la Plataforma, el objetivo de esta empresa es fijar una macropoblación de unas 2.700 gorrinos por granja y 400 de reposición, que supondría una proporción de lechones en torno a las 88.000 cabezas, para un fin de consumo que «en ningún caso seria nacional, sino para exportar a Rusia o países de Asia».