La AEMA propone medidas de adaptación en la agricultura ante fenómenos meteorológicos extremos

La Agencia Europea de Medio Ambiente considera necesario impulsar estas iniciativas

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Fuente: Universidad de Alcalá

Ante la perspectiva de que los veranos sean más calientes en Europa y que fenómenos extremos como olas de calor, riadas, sequías e incendios sean más frecuentes, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) considera necesario impulsar «urgentemente» la adopción de medidas de adaptación en la agricultura.

Todos los países de la Unión Europea y otros miembros de la AEMA como Islandia, Noruega o Turquía tienen políticas de adaptación nacionales, pero estas deberían vincularse a políticas sectoriales en áreas como la salud o la agricultura. En este último caso, propone la elección de variedades de cultivo, cambiando fechas de sembrado o modelos de irrigación.

En cuanto a la salud, la AEMA aboga por políticas que cubran, por ejemplo, el impacto directo de las altas temperaturas en forma de deshidratación o golpes de calor. También considera necesario aumentar el número de espacios verdes y con agua en las ciudades que puedan bajar las temperaturas, reducir el riesgo de riada y monitorizar las enfermedades infecciosas sensibles al clima.

Olas de calor cada vez más frecuentes

En un comunicado, la AEMA sostiene que las olas de calor como la ocurrida el verano pasado en Europa son cada vez «más frecuentes, más largas y más intensas y seguirán siéndolo en cualquier escenario climático».

En el sur de Europa podría haber más de sesenta días de verano con condiciones peligrosas para la salud humana, lo que provocaría más ingresos hospitalarios y más muertes, sobre todo en las personas de mayor edad y en enfermos, una tendencia acentuada por el envejecimiento de la población y la urbanización.

Además, según resalta la AEMA, las proyecciones de los expertos prevén un aumento de las precipitaciones fuertes en toda Europa, con incidencia creciente de riadas, sobre todo en el noroeste y Europa central, como pasó en julio de 2021 en Alemania y Bélgica.

«El invierno excepcionalmente seco y cálido provocó una baja capa de nieve y poca humedad del suelo, bajos caudales de ríos y reservas de agua reducidas en la mayor parte del sur y el oeste de Europa», añade.

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