La cuestión del uso de biomasa forestal para la producción de energía está en la mesa de discusión sobre la revisión de la directiva relativa a las energías renovables. En opinión del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (CCI), algunas prácticas son perjudiciales para el medio ambiente y el clima.
La utilización de ciertas partes de los árboles para la producción de bioenergía y la conversión de los bosques naturales en plantaciones bioenergéticas deberían desincentivarse, ya que son prácticas perjudiciales para la biodiversidad y no presentan ninguna ventaja en términos de reducción de las emisiones de carbono a corto plazo, concluye el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea en un estudio publicado recientemente.
La presentación de este informe se anunciaba en la estrategia de la UE en materia de biodiversidad y debería servir de base para las propuestas que presente la Comisión, en principio en junio, sobre la reforma de la directiva de energías renovables.
Prácticas a prohibir
Según los científicos del citado Centro, el 49% de la producción de bioenergía a base de madera está basada en la biomasa leñosa secundaria, como los subproductos del sector maderero y la madera de recuperación; el 20% procede de madera de tallos, incluidos los de monte bajo; el 17% de la copa de los árboles y de las ramas y el 14% es de origen desconocido.
En los últimos años se ha recuperado mucha madera tras acontecimientos climáticos excepcionales (tormentas), lo que ha supuesto un aumento temporal de la oferta de biomasa leñosa primaria en el mercado, que superó los 100 millones de metros cúbicos (el 22,8% del total) en 2018 en los 17 Estados miembros en los que se ha realizado el estudio.
Los restos leñosos finos pueden recogerse en los bosques hasta un umbral fijado a nivel local para su uso con fines energéticos sin dañar los ecosistemas forestales.
Por el contrario, debe prohibirse la recogida de restos gruesos, tocones y, sobre todo, la conversión de bosques en plantaciones bioenergéticas. El problema, según el Centro Común de Investigación, es que la legislación existente no impide algunas prácticas de alto riesgo identificadas en el estudio.
Acción local contra legislación comunitaria
Para abordar estos riesgos todavía difíciles de evaluar, el Centro considera que son los Estados miembros los que deben actuar a nivel local con políticas equilibradas y con incentivos. Sin embargo, la organización ecologista WWF opina que esta conclusión permite a la Comisión eludir “sus responsabilidades devolviendo la pelota al tejado de los Estados miembros para que solucionen el problema”.
Considera que el informe muestra que la mayor parte de la biomasa forestal que actualmente se quema con fines energéticos en la UE aumenta las emisiones con respecto a los combustibles fósiles y, por tanto, es urgente que se refuercen las reglas relativas a la biomasa en la directiva europea sobre las energías renovables, actualmente en revisión, antes de que se produzcan más daños.