El Consejo de Ministros anunció el 2 de diciembre la subida de algunos impuestos con el fin de incrementar la recaudación. Entre otros, incrementará los impuestos especiales al tabaco y las bebidas alcohólicas y ha confirmado la futura aplicación de una tasa a las bebidas carbonatadas y azucaradas.
En lo que respecta a esta última, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunció durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la presentación de un proyecto de ley sobre las bebidas azucaradas similar al que ya tienen Francia, Hungría o Noruega, con el que las arcas públicas recaudarán unos 200 millones.
Sin embargo, Montoro ha insistido en que se trata de “un instrumento de lucha contra la obesidad y los problemas del exceso de azúcar”, no tiene caracter recaudatorio.
«Lo hacemos para que se desanime el consumo sobre otras alternativas bajas en azúcar».
En lo que respecta a los impuestos especiales, se eleva un 5% el impuesto que grava las bebidas alcohólicas intermedias (vinos de Jerez, vinos de Oporto, mistelas) y las espirituosas (ron, whisky, ginebra o brandy, entre otras), mientras que no afecta al vino y la cerveza
El impuesto al tabaco subirá un 2,5%, en el caso de los cigarrillos, y en un 6,8%, en el de la picadura para liar. El Impuesto de Sociedades y los medioambientales también suben.
Protestas del sector agroalimentario
A lo largo de la semana, ante el anuncio de estas subidas de impuestos que ahora se han confirmado, se habían sucedido las protestas desde ciertos ámbitos del sector agroalimentario.
Las organizaciones de la industria alimentaria, entre ellas FIAB, y de la distribución advertían que cualquier nueva subida impositiva sobre determinados bienes de consumo, como los impuestos especiales, afectarán directamente al ciudadano y retraerán el consumo.
El sector de bebidas con contenido alcohólico rechazaba asimismo la subida de los impuestos especiales y defendían el mantenimiento de la fiscalidad en los términos actuales “para seguir aportando al crecimiento de la economía española, a la generación de empleo y a la recaudación fiscal”.
Por su parte, el sector remolachero se opone a la subida de impuestos a las bebidas azucaradas por considerar que se trata de una medida cuya eficacia para promover una alimentación más saludable y prevenir la obesidad no está demostrada.