Un cuarto insecticida neonicotinoide podría ver considerablemente restringido su uso en la Unión Europea. Se trata del tiacloprid, que seguiría el camino del imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam, cuya utilización se verá aún más limitada si se aprueba la propuesta que va a plantear la Comisión Europea.
La Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria (ANSES), que es el laboratorio europeo de referencia en este ámbito, ha recomendado en un informe intermedio que se reduzcan al máximo los usos del tiacloprid a partir de 2018. El uso de este insecticida neonicotinoide aumentó considerablemente en el período 2010-2015 debido, sobre todo, a la prohibición de las otras sustancias de esta familia.
La ANSES indica que el tiacloprid podría ser tóxico para la reproducción, se sospecha que es un perturbador endocrino y se considera que puede provocar algunos tipos de cáncer.
Se estudian alternativas a ciertos usos
El informe final sobre los neonicotinoides y las posibles alternativas se espera para el segundo trimestre de 2018. En el informe intermedio ya publicado “se han identificado las alternativas a los usos (de los neonicotinoides) en viña, remolacha industrial y forrajera, cereales paja, maíz y lechuga y se les han aplicado indicadores de riesgos”, señala la agencia.
Estos elementos se integrarán en un informe final que abarcará todos los usos fitofarmacéuticos de los neonicotinoides.
El trabajo de la ANSES ha “permitido identificar y evaluar métodos de lucha (químicos o agronómicos) que pueden ser una alternativa al uso de los neonicotinoides desde 2018.
El análisis presenta también indicadores de riesgo que permiten comparar las sustancias entre ellas, ya sea los riesgos para el hombre, el medio ambiente, los organismos del suelo, los acuáticos, las aves, los mamíferos o los polinizadores”.