El Tribunal de Justicia de la Unión Europea confirmó recientemente en una sentencia la legalidad de las medidas restrictivas adoptadas por la Comisión Europea para la utilización de los insecticidas neonicotinoides imidacloprid y clotianidina. En 2013 la UE adoptó importantes limitaciones al uso de la clotianidina, el imidacloprid y el tiametoxam (los tres principales neonicotinoides) y en 2018 reforzó esas restricciones y las amplió al cultivo de la remolacha.
La empresa Bayer Cropscience, con el apoyo de algunas organizaciones, como los productores franceses de maíz (agrupados en la AGPM), la industria de pesticidas (ECPA) y la principal organización agraria británica (NFU), recurrieron una primera sentencia del Tribunal de la UE, del año 2018, en la que ya daba su visto bueno al reforzamiento de las medidas. Los jueces europeos consideran ahora que el recurso de Bayer no está justificado.
Según el Tribunal, el principio de precaución implica que, cuando subsista incertidumbre sobre la existencia o el alcance de riesgos, especialmente para el medio ambiente, podrán adoptarse medidas de protección sin tener que esperar a que se demuestre plenamente la realidad y la gravedad de tales riesgos.
El principio de precaución implica que, cuando subsista incertidumbre sobre la existencia de riesgos podrán adoptarse medidas de protección sin tener que esperar a que se demuestre plenamente la realidad
En consecuencia, contrariamente a lo que pretende la empresa, no puede exigirse una evaluación exhaustiva de los riesgos en el contexto de la aplicación del principio de precaución que corresponde a un contexto de incertidumbre científica.
El Tribunal añade que “el principio de precaución no exige que las medidas adoptadas se difieran solo porque se están llevando a cabo estudios que pueden cuestionar los datos científicos y técnicos disponibles”.
Greenpeace, que ha participado en el proceso para defender la prohibición, junto con otras ONG, como Pesticides Action Network, Unaf o Beelife, ha mostrado su satisfacción por la sentencia. Sin embargo, ha recordado que “muchos gobiernos han evitado la prohibición de los neonicotinoides de 2013 concediendo excepciones temporales que permiten su utilización” y que “muchos otros pesticidas que se usan actualmente en la UE son también una amenaza para las abejas”.
