El viernes por la noche, camino de Pedrosa de Duero, vi los primeros copos de nieve. Me acompañaron desde la salida del túnel de Guadarrama hasta pasada Segovia, más de cuarenta kilómetros. En esos momentos nevaba copiosamente, había tres grados de temperatura y eran tan solo las siete de la tarde. Y es que en una gran parte de España hemos pasado, en apenas veinticuatro horas, del verano suave que disfrutamos en los últimos días de octubre a un invierno tempranero de las primeras jornadas de noviembre, aunque solo estemos a mediados del otoño. Ha sido un fenómeno raro sin duda.
Por otro lado, durante el Puente de Todos los Santos llegaron las primeras lluvias, casi con carácter general, que han puesto un parche pequeño a la grave situación de sequía que padecemos en gran parte de España. Prueba de ello es la declaración por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir de situación excepcional por sequía extraordinaria en el 80 por ciento de la citada cuenca. Eso tiene graves repercusiones para el sector agrario. Es otro fenómeno raro, aunque ya se ha registrado en más ocasiones.
El precio de la cebada ha superado esta semana las 50 pesetas por kilo, 300 euros por tonelada, en las lonjas de Barcelona y Binéfar. Se trata de un récord histórico y, por lo tanto, un fenómeno muy raro, del que no existe precedente. Durante las últimas jornadas han continuado las subidas de las cotizaciones de todos los cereales en el mercado interior. Salvo en el caso del maíz, que ha cosechado incrementos más moderados, las alzas han sido espectaculares en todos los trigos, la ya citada cebada, la avena y el centeno. Buenas noticias por lo tanto para los cerealistas que todavía tengan su cosecha sin vender y malas, muy malas, para los ganaderos.
Finalmente, otro fenómeno que no suele ser habitual: España será este año el segundo país que más vino produce en el mundo, por detrás de Italia y delante de Francia. Ya ha sucedido en alguna otra ocasión, pero tampoco es lo habitual. Tiempos raros los que nos está tocando vivir, con los costes de producción disparados y con la cesta de la compra que se va a poner por las nubes.
Por Cesar Lumbreras
