El Pregón. «Nuestro final será vuestra hambre»: el mensaje que llega de Francia

Por César Lumbreras

nuestro final hambre
Fuente: la FNSEA (Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores)

Las protestas de los agricultores y ganaderos se han extendido por una gran parte de los Estados miembros de la UE. Si la semana pasada el epicentro de las movilizaciones estuvo en Alemania, en los últimos días el protagonista ha sido el campo francés. De todas las pancartas que he visto en las imágenes que han llegado desde allí, quiero destacar una, en la que se podía leer el siguiente lema: «nuestro final será vuestra hambre». Se trata de un mensaje muy claro lanzado a toda la sociedad. Y es que hay dos razones de fondo muy poderosas que explican la cólera de los agricultores galos, que podría hacerse extensiva a los otros países, incluida España.

La primera es que la gente del campo se siente menospreciada por el conjunto de la sociedad. La segunda, el hartazgo de agricultores y ganaderos por las normas absurdas que vienen impuestas desde Bruselas, desde los despachos de los burócratas de la Comisión Europea, cada día más alejados de la realidad, con la complicidad de los ministros de los Estados miembros y del Parlamento Europeo, que han dado el visto bueno a esas reglas, que suponen más carga burocrática y más exigencias medioambientales.

Es verdad que esta oleada de protestas ha estallado en los distintos países por problemas internos que son diferentes en cada uno de ellos. Pero, no hay que engañarse, esa ha sido la gota de agua que ha colmado el vaso, que viene llenándose muy lentamente desde hace ya unos cuantos años y que, al final, se resume en la falta de rentabilidad económica de las explotaciones agrarias y en la falta de rentabilidad social para los agricultores y ganaderos, que se sienten tratados como ciudadanos de segunda. Hace diez o quince años, cuando los agricultores y ganaderos franceses se manifestaban en París o se movilizaban en la mayor parte del territorio, caía el Gobierno.

Y eso sucedió con el socialista Mitterrand en el poder o con el conservador Chirac. No se si el Gobierno actual, que se formó la semana pasada, caerá también, pero lo que sí tengo claro es su debilidad: desde que comenzaron las protestas, cortes de carreteras y movilizaciones, las fuerzas del orden galas, siguiendo instrucciones de su Gobierno, no han actuado y se han limitado a estar atentas, por decirlo de alguna manera. Y eso ha sido así, tanto en los primeros días, cuando los grandes perjudicados eran solamente los propios ciudadanos franceses, que no podían moverse libremente, como durante la segunda fase (miércoles jueves y viernes), cuando los daños se han extendido y han resultados afectados, por ejemplo, camiones de otros países, entre ellos de España, que han sido asaltados y su carga de productos agrícolas destruida.

Llegados a este punto no veo yo al Gobierno de París, ni al de Berlín, por poner dos ejemplos, utilizando la fuerza para restaurar el orden. Por lo tanto, parece que solo queda la vía del diálogo y de las medidas de apoyo que se puedan adoptar para desbloquear la situación. Con esas ayudas puntuales se podrán solucionar los problemas de carácter nacional. Pero luego quedará el europeo, el común, el que tiene su origen en Bruselas, que se puede resumir en una sola frase: la Unión Europea ha apostado en los últimos años por reducir su grado de soberanía alimentaria, con todo lo que ello puede suponer. Lo dice muy claro el lema citado anteriormente: «nuestro final (el de los agricultores y ganaderos europeos) será vuestra hambre (la de los consumidores europeos)». Y ahora viene la gran pregunta: ¿estamos a tiempo de revertir la situación en Europa? Más vale tarde que nunca.

Todos los derechos reservados. Queda prohibido reproducir, distribuir, comunicar públicamente o transformar, todo o parte del contenido de este sitio web, incluido, pero no limitado a, los textos, las fotos y los videos, sin el permiso previo y por escrito de Informativos Agrarios S.L.