Los agricultores y, sobre todo, los ganaderos franceses están en pie de guerra desde hace unas semanas y, como en otras ocasiones, en el marco de sus protestas han atacado un camión español.
Los hechos ocurrieron el 2 de febrero en Arlés cuando un grupo de manifestantes franceses detuvieron un camión procedente de Lorca (Murcia) y con destino a Viena y esparcieron la carga de hortalizas y cítricos por el asfalto.
Las organizaciones agrarias españolas han denunciado y condenado el ataque y han insistido en que las instituciones comunitarias, así como los gobiernos de España y Francia, deben “tomar cartas en el asunto” y garantizar el libre tránsito de mercancías y acabar con estas actuaciones.
España ha protestado enérgicamente ante Francia por este nuevo ataque en territorio galo.
El embajador español, Ramón de Miguel, ha enviado una carta en términos muy duros a la oficina del primer ministro, Manuel Valls, en la que manifiesta su rechazo a los hechos y pide que se adopten todas las medidas necesarias para impedir que se vuelvan a repetir.
También ha criticado la pasividad de las fuerzas del orden francesas.