La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, «se despachó» la semana pasada afirmando que el diésel tiene los días contados porque su impacto en la calidad del aire es lo suficientemente importante como para ir pensando en un proceso de salida. El mundo del automóvil se ha puesto en pie de guerra y ha protestado de manera contundente durante los últimos días.
Esta actitud contrasta con la del sector agrario y de maquinaria agrícola, que no ha dicho esta boca es mía, a pesar de que la casi totalidad de los vehículos (tractores, cosechadoras…) y de los motores para distintas actividades que se desarrollan en el campo y en el medio rural funcionan a base de gasóleo. Dicho de otra manera, si el diésel desapareciese, el sector agrario tendría un grave problema.
Si el diésel desapareciese, el sector agrario tendría un grave problema
Puede que esto no llegue a suceder a corto plazo, pero la realidad es que este combustible está en el punto de mira. Y eso quiere decir también que es más que probable que se incrementen los impuestos para el gasóleo, lo que podría suceder, no a corto, sino a cortísimo plazo. Es verdad que los agricultores tienen un tratamiento fiscal favorable en el impuesto para su combustible, pero hace falta saber si éste se mantendrá en el futuro o si, en caso de subida impositiva, se aumentaría la rebaja. En cualquier caso no estamos ante un tema menor, ni mucho menos, aunque algunos consideren las declaraciones de Ribera como un globo sonda.
Artículo de opinión publicado en el diario `La Razón´ el 16 de julio de 2018. El Galgo Apeles: César Lumbreras