Las olas de calor ocurren con una frecuencia diez veces mayor que hace cien años y la temperatura es 4 grados más alta, según un informe elaborado por la organización World Weather Attribution.
Un ejemplo de ello es que en la última semana de junio se batieron en Europa récords de temperatura, con valores superiores a los 40 grados en ciudades de España, Francia, Suiza o República Checa. En Francia, llegaron a alcanzar los 45,9 grados.
Desarrollo del trabajo
Para la elaboración de este estudio los investigadores han utilizado “metodologías bien revisadas” sobre la influencia de la actividad humana en la provocación de la ola de calor, a la que consideran, junto al cambio climático, causante de este incremento.
En concreto, han utilizado datos de las temperaturas medias a lo largo de tres días, que son las que causan mayores impactos sobre la salud de la población. Para ello tomaron en cuenta dos escalas espaciales: las de toda Francia (donde se registraron los valores máximos) y las de Toulouse (sur), considerando solo las olas de calor del mes de junio porque “tienen un impacto y tendencia diferente de las de julio y agosto”.
Estos datos demuestran lo frecuentes que pueden llegar a ser, a día de hoy, las olas de calor en relación con 1901 y que registran un aumento de cuatro grados de temperatura en junio.
Para los investigadores, las olas de calor “son mortíferas”, aunque su impacto total solo se puede conocer tras el análisis sobre el índice de mortalidad, situación que se ve agravada por el cambio climático.
También existen otros factores que influyen en que las olas de calor vean sus efectos agravados, como una población de avanzada edad, la progresiva urbanización de ciertas zonas, el cambio estructural de la sociedad y la menor preparación para este tipo de fenómenos.