A partir del lunes 28 de mayo las conocidas como `ovejas bomberas´ comenzarán a reforzar la limpieza de cortafuegos para evitar los incendios forestales en Castilla-La Mancha. La Junta ha anunciado que empezarán a firmar con un centenar de ganaderos de la región los contratos del programa por el que utilizarán la ganadería extensiva como refuerzo para frenar los fuegos.
El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha avanzado que estas ayudas sumarán un millón de euros durante tres años, a razón de 123,4 euros por hectárea, y que servirán para limpiar 6.600 hectáreas de monte (2.200 anuales).
Estas ayudas tendrán una doble vertiente: aproximadamente la mitad se destinará a la compensación al ganado por este pastoreo; y los 63 euros por hectárea restantes se dirigirán a la construcción de infraestructuras para llevar a cabo este «pastoreo preventivo», como vallados o abrevaderos.
Asimismo, el consejero ha añadido que se dará prioridad a aquellas zonas de la región que están en la Red Natura o tienen algún tipo de protección (ya que son más sensibles ante los incendios), y que el ganado utilizado será mayoritariamente caprino, aunque las ayudas también se extienden al ovino y equino.
«El equino es la especie que más se adapta a estas labores preventivas de incendios, la que mejor actúa para la disminución del combustible, y se complementa muy bien con el ovino, de forma que beneficiamos la ganadería mixta», ha apuntado el consejero.
Tareas de limpieza de montes
El consejero de Agricultura ha señalado que esta iniciativa completará las tareas de limpieza de montes que desarrollan durante todo el año los trabajadores de la empresa pública Geacam, y que los resultados comenzarán a notarse en la campaña 2019 (y no en la de alto riesgo, que comenzará el próximo 1 de julio).
Según Martínez Arroyo, la campaña tiene mejores augurios que el año pasado gracias a las intensas lluvias de finales de invierno y de la primavera. En este sentido, ha recordado que 2017 fue especialmente seco y dejó incendios forestales antes de la campaña de alto riesgo, lo que obligó a incluir efectivos antes de comenzar la fase más crítica.
Sin embargo, en 2018 las precipitaciones han dejado el campo muy húmedo por lo que el pasto puede tardar más en secar y las perspectivas son mejores que la última campaña, ha concluido el consejero.