Cada día que pasa está más claro que la futura PAC que ha propuesto el comisario Hogan no se aplicará hasta 2023 como muy pronto, y eso suponiendo que llegue a ponerse en práctica alguna vez, porque también hay quien lo duda.
De momento, la presidencia austríaca del Consejo Agrícola se limitará a dejar como legado a la delegación rumana un papel en el que se hace una foto fija de cómo están las cosas, algo muy alejado del “enfoque común de los Estados miembros sobre el conjunto de la reforma” al que aspiraban los de Viena cuando comenzaron su mandato semestral.
Por otro lado, la eurodiputada española Esther Herranz, ponente parlamentaria de uno de los reglamentos de la futura PAC, el más importante, ha destacado durante la presentación de sus enmiendas a las propuestas de la Comisión Europea que “elaborar y gestionar los nuevos planes estratégicos no será fácil, por lo que propongo aplazar su entrada en aplicación hasta 2023”. Más claro, agua.
Mientras tanto, el comisario Hogan visita nuevamente España el lunes 26. Se acercará hasta Córdoba. Y lo hace pocos días después de reconocer que la Comisión Europea no ha decidido todavía si presentará, o no, una queja formal ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra los aranceles que Estados Unidos aplica a las importaciones de aceituna negra procedentes de España.
El comisario dijo al acabar la reunión del Consejo Agrícola que el asunto está en manos de la Dirección General de Comercio y no pudo precisar si finalmente se decidirá recurrir la medida ante la citada Organización ni cuando se tomará esta decisión.
Resulta incomprensible, eso siendo suaves, que los servicios de la Comisión, cuando ya han pasado muchos meses desde que Estados Unidos comenzó a aplicar esta medida, todavía no hayan adoptado una decisión al respecto. Y es que como se puede comprobar, las cosas de Bruselas van despacio, tanto las relativas a la PAC como las otras.
