El ministro francés de Agricultura, Marc Fesneau, insistió a principios de septiembre, coincidiendo con la reunión informal del Consejo Agrícola en Córdoba, en que se prorroguen a 2024 las derogaciones de ciertas exigencias medioambientales de la PAC aplicadas en 2022 y 2023.
Esas excepciones, centradas en la rotación de cultivos y el uso de las tierras en barbecho, se autorizaron en 2023 para maximizar la capacidad de producción de cereales, por temor a una escasez de grano debido a la guerra en Ucrania. Según Fesneau, que cuenta con el apoyo de una decena de ministros, las condiciones no han cambiado respecto a las que había en 2022 y en 2023. Aseguró además que la producción ha disminuido en varios Estados miembros y advirtió que «algunos países necesitarán importaciones de fuera de la UE».
«Algunos países necesitarán importaciones de fuera de la UE»
El 31 de agosto, ante la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, aseguró, por el contrario, que esas derogaciones no deberían prolongarse al año que viene debido a que habrá excedentes de cereales.
Este asunto, que ya se debatió en julio, se volverá a tratar en el Consejo Agrícola previsto para los días 18 y 19 de septiembre en Bruselas. «Vamos a adoptar iniciativas», anunció Fesneau. La Comisión ha explicado que para que se apruebe la ampliación de esas medidas ella tiene que presentar una propuesta que requiere la aprobación de los dos colegisladores (Consejo y Parlamento Europeo), un procedimiento que podría llevar varios meses.
Al COPA-COGECA (organizaciones y cooperativas agrarias de la UE) le preocupa que la producción prevista de cereales en la UE para 2023 sea solo de 256 millones de toneladas, con lo que sería «la peor cosecha desde 2007 y un 10% inferior a la media de los cinco últimos años». De ahí su petición, similar a la de los ministros europeos.