Desde su salida de la Unión Europea y, por tanto, de la PAC (Política Agraria Común), el Reino Unido está llevando a cabo una transición de su política agraria hacia un sistema orientado al 100% a las ayudas a los bienes públicos y, principalmente, al medio ambiente.
El año 2024 será fundamental en este cambio de rumbo, con la desaparición de los pagos directos en favor de una prima por explotación basada en los importes percibidos históricamente.
En los próximos años, estas ayudas se irán eliminando progresivamente, sustituyéndose por una serie de programas medioambientales entre los que los agricultores podrán elegir en función de las características específicas de sus explotaciones.
En los próximos años, estas ayudas se irán eliminando progresivamente, sustituyéndose por una serie de programas medioambientales
El cambio no está resultando sencillo y debe ajustarse gradualmente. Sobre todo porque la dimensión alimentaria sigue siendo importante para el Reino Unido, cuyo abastecimiento se ha visto trastocado por el Brexit.
El año 2024 representa un punto de inflexión para la política agrícola del Reino Unido, que se aleja progresivamente de la PAC. El 1 de enero de este año han desaparecido los pagos directos heredados de la política europea. Ahora serán sustituidos por una prima asignada a la explotación, fijada sobre una base histórica (media de los pagos directos recibidos entre 2020 y 2022).
A continuación, este pago desacoplado se reducirá progresivamente hasta desaparecer por completo en 2028, para ser sustituido por ayudas medioambientales. Una transición que requiere ajustes cada año
El año 2024 representa un punto de inflexión para la política agrícola del Reino Unido, que se aleja progresivamente de la PAC
En la reunión anual de la Oxford Farming Conference, celebrada a principios de mes, Stephen Barclay, secretario de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido, anunció una nueva actualización de este plan de transición agrícola británico.
Descrita como «la mayor mejora de los regímenes agrarios británicos desde la salida de la UE», la actualización incluye aumentos de financiación, sobre todo en forma de un incremento del 10% del valor medio de los acuerdos en el marco de los programas Sustainable Farming Incentive (SFI) et Countryside Stewardship (CS). También contiene una racionalización del proceso de solicitud mediante un procedimiento único simplificado.
Por otro lado, el Gobierno británico quiere reforzar los incentivos medioambientales añadiendo nuevas acciones por las que se pueda pagar a los agricultores o concediendo primas a las acciones con mayor impacto ambiental.
El objetivo es que al menos el 70% de los agricultores y gestores de tierras se dediquen a la gestión medioambiental de las tierras junto con la producción de alimentos, en al menos el 70% de las tierras cultivadas, de aquí a 2028.
«Lo que los británicos intentan hacer es lo que la mayoría de los universitarios, ONG y grupos de reflexión llevan mucho tiempo defendiendo” para la PAC, señala Jean-Christophe Bureau, jefe del departamento de Ciencias Económicas, Sociales y de Gestión de AgroParisTech. Muchos pensaban que la futura PAC seguiría este camino, y hace un año yo habría dicho lo mismo», indicó. Sin embargo, desde este verano, esa idea se ha derrumbado por completo. Ha habido un retroceso en todas las instituciones europeas, sobre todo tras las elecciones en los Países Bajos, donde el malestar del sector agrícola por el plan de reducción de los nitratos pesó mucho en la votación».
Sin embargo, para Bureau «es más fácil conseguir que se acepte este tipo de política en el Reino Unido, donde la población agrícola es mucho menor que en Francia, por ejemplo». Añadió que «los agricultores británicos nunca han sido vistos como pobres; al contrario, son vistos como terratenientes que no necesitan necesariamente subvenciones».
Eliminación de las ayudas directas en 7 años
Tras la salida del Reino Unido de la UE en 2020, el Gobierno británico anunció su intención de hacer precisamente eso. En 2021 presentó su Ley de Agricultura, que preveía la eliminación del régimen de pagos básicos para sustituirlo por un nuevo modelo de ayudas: los programas de gestión medioambiental de la tierra (ELM), a los que los agricultores se suscriben de forma voluntaria, bajo el lema «dinero público para bienes públicos».
Este programa pretende «fomentar prácticas agrícolas sostenibles, crear hábitats para la restauración de la naturaleza y apoyar la creación de nuevos bosques y otros servicios ecosistémicos para ayudar a afrontar retos como el cambio climático».
El presupuesto agrícola anual se mantiene prácticamente invariable con respecto al de la PAC, en 2.400 millones de libras al año. En 2021, los agricultores británicos siguieron recibiendo las mismas ayudas que en años anteriores (pagos directos, ayudas del segundo pilar), que se redujeron una media del 22% en 2022 y del 36% en 2023. Al mismo tiempo, se han reforzado los programas medioambientales.