Un estudio realizado por encargo de la Comisión Europea, y dedicado al período de programación 2014-2020 de la PAC, subraya la importancia de mejorar en el futuro la focalización de los pagos de base del primer pilar, centrándolos en las explotaciones agrarias más frágiles, y el acceso de estas últimas a diferentes fuentes de financiación.
En el marco del análisis del impacto de la PAC sobre el desarrollo territorial equilibrado de las zonas rurales en el período de programación 2014-2020, el estudio de evaluación encargado por Bruselas, basado en una encuesta entre las partes interesadas, subraya, ante todo, la necesidad de mejorar la orientación del pago básico del primer pilar hacia las explotaciones agrarias con condiciones sociales y económicas más difíciles. El estudio constata que los instrumentos del primer pilar tienden a concentrarse más en las zonas agrarias ya desarrolladas, lo que limita su eficacia para lograr un desarrollo territorial equilibrado.
Las grandes explotaciones pueden beneficiarse de montantes proporcionalmente más altos que las pequeñas, dado que los pagos directos se conceden en función del tamaño de las explotaciones. Es de prever, precisa el estudio, que “las diferencias de trato entre las pequeñas y las grandes explotaciones agrarias no haga más que acrecentar la brecha económica que las separa y limitar aún más la capacidad de las pequeñas explotaciones para ser competitivas”.
Dificultades de acceso a financiación
Por otro lado, los resultados del estudio muestran que la carga administrativa para los pequeños agricultores, las organizaciones y las empresas, en el marco de la PAC, puede ser alta, lo que dificulta su acceso a financiación. Por ejemplo, subraya que el acceso a los servicios sociales y el apoyo a la innovación siguen siendo necesidades que se citan con frecuencia en las regiones rurales.
“Esto indica –señala el documento- que algunos programas no se ponen en marcha al máximo de su capacidad”. A la vista de ello, el estudio recomienda que “se haga un seguimiento de las cargas administrativas que pesan sobre las pequeñas explotaciones agrarias y los pequeños beneficiarios del primer y el segundo pilar en el marco de la actual evaluación de la PAC a nivel de Estados miembros y de la UE”.
De cara al período de programación post-2020, la PAC debería mejorar su eficacia con el fin de favorecer un desarrollo territorial equilibrado en las zonas rurales e intermedias (regiones en las que el papel socio-económico de la agricultura todavía es importante) ampliando e integrando mejor las distintas fuentes de financiación.
