Los productores de patata del noroeste de Europa (NEPG), que agrupa a los cultivadores de Francia, Bélgica, Alemania y Holanda, aseguran que los últimos precios que han ofertado las industrias por el producto son más altos que los que se plantearon a finales del año pasado; sin embargo, no en todos los casos cubren los costes de producción. Por otro lado, esta organización subraya que los contratos presentan muchas lagunas.
El Grupo de Productores de Patata del Noroeste Europeo (NEPG) ha constatado que los últimos precios en campo ofertados por los industriales del sector han subido entre 2,5 y 4 euros/100 kilos, dependiendo de los países y de las variedades de patata. Algunos, afirma, cubren los costes de producción, mucho más altos que en la campaña anterior, pero otros se quedan por debajo.
El NEPG ha pedido a sus asociados que realicen un análisis preciso de sus costes antes de firmar nuevos contratos
Hay industrias, añade, que al ver la reticencia de los productores a firmar nuevos contratos están elevando sus precios; por ello, el NEPG ha pedido a sus asociados que realicen un análisis preciso de sus costes antes de firmar.
Por otro lado, la organización ha pedido que se preste atención a las condiciones de los contratos, que con frecuencia presentan lagunas. Lo más habitual es que no hagan referencia a situaciones de fuerza mayor, al reparto de costes, cargas y riesgos (consecuencias del cambio climático y de la eliminación de productos fitosanitarios) entre productores y transformadores y a la sostenibilidad de la producción a lo largo de toda la cadena.
Los cultivadores de patata consideran que, ante las mayores exigencias medioambientales, los demás eslabones de la cadena también tienen que hacer su aportación.
Crisis de oferta
El NEPG estima que en las últimas décadas el sector de la patata para transformación se ha desarrollado gracias a una demanda creciente de productos transformados. Sin embargo, añade, “los próximos años podrían marcar un cambio: los industriales quieren cada vez más patata pero los productores no tienen posibilidades de producir más (no hay suficientes ‘tierras para patatas’, los costes de producción son demasiado altos, los rendimientos disminuyen por el cambio climático, etc.).
El ‘mundo de la patata’ pasa de una crisis de la demanda a una crisis de la oferta. ¿Los productores tendrán tantas ganas de producir patata en los próximos años como hace 5 o 10 años?”, se pregunta.
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