La asociación que agrupa a los productores de patatas del noroeste de Europa (NEPG), a la que pertenecen los cultivadores de Francia, Alemania, Bélgica y Países Bajos, ha señalado que los agricultores han tenido que interrumpir la recolección de este producto apenas tres semanas después de iniciarse los trabajos debido a las malas condiciones meteorológicas. Temen que una parte de la cosecha no pueda recogerse finalmente.
Según la asociación, «a mediados de noviembre se registraron hasta 250 mm de precipitaciones en diferentes regiones, que han dado lugar a inundaciones y que han saturado de agua la tierra». Hasta entonces se habían recogido en torno a 22,2 millones de toneladas y quedan aproximadamente 1,4 millones por recolectar, la mayoría en los Países Bajos y en Bélgica. Una parte de ese volumen no podrá recogerse.
Los agricultores han tenido que interrumpir la recolección de patatas apenas tres semanas después de iniciarse los trabajos debido a las malas condiciones meteorológicas
«Las patatas que quedan en condiciones anaerobias pueden pudrirse. Las que se recojan podrían presentar problemas de calidad y es probable que no puedan almacenarse», según la asociación. Sus responsables han precisado que «algunos contratos no podrán cumplirse» en un momento en el que la demanda de patatas sanas y secas es alta, tanto para la industria como para exportación.
Por otro lado, las difíciles condiciones en las que se lleva a cabo la recolección han influido en el mercado libre. Tras un corto período de oferta excedentaria, los productores se encuentran «con una situación de disponibilidad reducida». En pocas semanas, los precios en el mercado libre han pasado de 8 euros/quintal a 20 euros.