Si cumple sus promesas, el ministro de Agricultura debería enviar esta semana a Bruselas su Plan Estratégico de la PAC, también conocido como PEPAC. Salvo sorpresa de última hora será «El PEPAC de Planas» porque no ha logrado consensuarlo con las comunidades autónomas. Tampoco lo ha negociado con las organizaciones agrarias, con las que solo ha mantenido reuniones informativas sobre este asunto, por más que intente enmascarar esta falta de concertación repitiendo a través de sus servicios de propaganda el número de encuentros que se han celebrado. Porque una cosa es multiplicar las reuniones y otra muy diferente es que estas sean para negociar de verdad. Planas remite este documento a Bruselas mientras en España seguirá abierto hasta principios de febrero el plazo para presentar alegaciones al citado PEPAC; por eso hay que preguntarse si esas alegaciones van a servir para algo. El año se va a cerrar de la misma manera que comenzó 2020: con una oleada generalizada de protestas por la política de Planas y de todo el Gobierno en general y no solo la estrictamente agraria, sino también la relacionada con el mundo rural y su forma de vida.
A las manifestaciones registradas la semana pasada que tuvieron como escenario Cuenca y Córdoba se sumarán las ya convocadas para mediados de enero, una vez que finalice el periodo navideño. El invierno que acaba de comenzar promete ser muy movido y caliente y podemos encontrarnos ante una oleada general de movilizaciones que supere incluso a las de comienzos de 2020, que fueron las mayores y más importantes de este siglo.
El próximo año se presenta muy cargado: desarrollo de todas las normas de la PAC que se aplicarán a partir de 2023, tanto en Bruselas como en España; la necesidad de adoptar medidas para compensar el incremento de los costes de producción; los problemas en el sector lácteo; la planificación hidrológica y la protección de los suelos. Son tan solo algunos de los asuntos que estarán de plena actualidad, a los que se añaden los problemas detectados en el funcionamiento del sistema de seguros agrarios, por las imposiciones del monopolio de hecho Agroseguro con la tolerancia, cuando no complicidad, de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), dependiente también de Planas.