El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) está trabajando en el desarrollo de un real decreto para fijar los niveles máximos de contaminación cruzada de sustancias antimicrobianas. Sobre este asunto habló el secretario general de Agricultura, Fernando Miranda, durante la clausura de la jornada dedicada a los piensos medicamentosos, en la que ha repasado el trabajo que realiza este departamento para su regulación y para la lucha contra la resistencia antimicrobiana.
En su intervención, Miranda se ha referido a la nueva reglamentación europea relativa a la fabricación, comercialización y uso de piensos medicamentosos para los que se fijará, en el año 2021, un nivel máximo de contaminación cruzada de 24 sustancias antimicrobianas, que permita asegurar que no se generan resistencias ni en salud humana ni en la animal.
El secretario general detalló el comienzo por parte del Ministerio del desarrollo de un real decreto que fijará dichos niveles hasta la entrada en vigor de la normativa comunitaria.
El real decreto recogerá los criterios de homogeneidad de los fabricantes de piensos medicamentosos que, según la nueva normativa europea, deberán renovar su autorización antes de 2022, siempre y cuando cumplan los requisitos establecidos por la Comisión Europea.
Lucha contra esta resistencia antimicrobiana
Asimismo, Miranda ha subrayado el compromiso existente a nivel internacional en la lucha contra esta resistencia antimicrobiana, en el marco de la estrategia mundial `one health´, en la que participan todos los organismos internacionales competentes como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
Este compromiso se concreta en el Plan Nacional frente a las Resistencias a los Antibióticos 2019–2021, presentado por el ministro Luis Planas, en la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural del pasado 12 de marzo.
El plan supone la materialización del compromiso del Gobierno, del MAPA y de las autonomías para reducir el uso de antibióticos y contribuir con ello a disminuir el incremento de las resistencias antimicrobianas, sin que se vea afectado el nivel sanitario de la cabaña ganadera.