Desconozco si Luis Planas estará pasando estos días de asueto en la casapalacete que tiene en Marruecos y desconozco también si está compartiendo algunos momentos con Pedro Sánchez, que anda de vacaciones en el vecino país, que tantos quebraderos de cabeza da a los agricultores españoles. Lo que sí sé es que los responsables del Ministerio de Agricultura, encabezados por Luis Planas, se han ido de vacaciones, pero ello no ha sido obstáculo para que dejen puestos deberes a los demás. Y, ¿en qué consisten esos deberes?
Pues en que han abierto a principios de agosto el periodo de audiencia e información pública del real decreto por el que se modifican algunas normas sobre las solicitudes de la PAC para 2024 y en que el plazo para formular alegaciones acaba el 8 de septiembre. Parece como si Planas y compañía quisiesen que el asunto pasase lo más desapercibido posible y que se formulen cuantas menos alegaciones mejor. Solo así se entiende que el citado plazo haya comenzado a principios de agosto, coincidiendo con el periodo vacacional más importante del año, y termine a principios de septiembre.
Además, hay otro agravante que es el siguiente: esas normas se corresponden con el proceso de solicitud de las ayudas de 2024, para el que teóricamente quedan unos cuantos meses. Sin embargo, la realidad es muy diferente en la práctica, porque los agricultores, especialmente los que se dedican a los grandes cultivos, toman sus decisiones sobre planificación de campañas en septiembre, por lo que necesitan saber cuanto antes las reglas del juego y las normas que deberán respetar. Y no será así por segundo año consecutivo, porque en 2022 tuvieron que hacer sus planes en barbecho, hablando en sentido figurado, porque también ignoraban la nueva normativa.
En resumidas cuentas, que el ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, y su equipo actúan en este caso, con lo que bien se podría denominar «agosticidad», alevosía y, encima, retraso. Vamos, que otra vez, tarde y mal.
