Gran sorpresón el pasado miércoles. Ese día, Luis Planas, todavía ministro de Agricultura, despertó de su habitual letargo, descubrió que había un problema con los precios de los alimentos y decidió convocar una reunión urgente y extraordinaria del llamado Observatorio de la Cadena Alimentaria, que llevaba sin reunirse desde principios de julio de 2021, es decir, desde hace casi veinte meses. Justo durante este periodo de tiempo, insisto, veinte meses, se ha registrado en España la mayor subida del precio de los alimentos de este siglo. Pero Planas, o no se ha enterado, lo que ya sería muy grave, o, si se ha enterado, no se ha dado por aludido como para convocar el citado Observatorio, lo que ya sería mucho más grave todavía.
Pero parece como si este ministro tuviese bula con carácter general y no le pasase factura su desidia, indolencia, galbana, pereza o, en resumidas cuentas, su técnica habitual de ponerse de perfil y mirar para otro lado, cada vez que existe un problema que afecta a las competencias de su departamento. Ahora, de pronto, ha despertado y ha convocado esa reunión del Observatorio de la Cadena Alimentaria. El encuentro de hoy ha despertado mucha expectación mediática, que se verá defraudada porque no saldrán medidas concretas. Solo servirá para que Planas aparezca en los medios de comunicación anunciando que se observa la situación y que se analizan medidas a la vez que descartará la imposición de topes en el precio de los alimentos que más han subido, como piden otros miembros del Gobierno al que pertenece. Vamos, que estamos ante una reunión meramente propagandística, como otras muchas a las que nos tiene acostumbrados Pedro Sánchez. No se cogerá el toro por los cuernos y no se trasladará a los ciudadanos que, de entrada, hay un problema de subida de los precios en origen. El otro mensaje que deben tener claro los consumidores es que ha habido un cambio de ciclo, que llevamos año y medio de subida del precio de los alimentos a los consumidores y que esta tendencia va a continuar a corto plazo. Los alimentos “baratos” se acabaron.