Hay quien se pregunta, con cierta sorna e ironía, si Luis Planas es ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación del Reino de España o lo es del Reino de Marruecos. Evidentemente esa pregunta es una exageración, porque a todas luces es evidente que Planas es el ministro sanchista de Agricultura de nuestro país. A las pruebas me remito, es uno de los pocos que acompaña a Pedro Sánchez desde que este llegó al Gobierno en junio de 2018; los otros son Teresa Ribera, que saldrá pronto del Gobierno si aprueba el examen ante los eurodiputados, Margarita Robles, María Jesús Montero y Marlaska. Todos ellos son sanchistas «pata negra» y, por lo tanto, Luis Planas es, no cómplice, sino coautor destacado de lo que está haciendo este Gobierno, para bien o para mal.
¿A qué viene entonces lo de Planas y Marruecos? Pues se debe a varios factores. Primero, es evidente que mantiene una estrecha relación con este país, desde que fue embajador político ante el Gobierno de Rabat en tiempos de Rodríguez Zapatero. Hasta tal punto llega su querencia por Marruecos que se compró una casa en territorio marroquí, según consta en su declaración de bienes presentada en el Congreso de los Diputados. Se trata de un palacete situado en una de las principales ciudades del vecino país, que forma parte de su nutrido patrimonio inmobiliario, compuesto también por una casa en uno de los mejores barrios de Madrid, otra casa en el centro de Córdoba, otra más en la costa de Málaga y un cortijo con casa, y olivar incluido, por el que cobra ayudas de la PAC, en un pueblo de la provincia de Córdoba.
Luis Planas es, no cómplice, sino coautor destacado de lo que está haciendo este Gobierno, para bien o para mal
En segundo lugar, las sospechas vienen porque el ministro sanchista Planas viaja con frecuencia a Marruecos. Unas veces va en visita oficial y nos enteramos. Por ejemplo, es lo que sucederá el próximo viernes, día en el que se desplazará a Rabat para asistir a una reunión de los ministros de Agricultura de los países miembros del Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos. Quizás, ya que es viernes, aproveche la ocasión para quedarse a dar una vuelta por su palacete marroquí. En tercer lugar, el sanchista Planas es, además, uno de los fijos en los saraos de la embajada de Marruecos en España, lo que alimenta las sospechas.
Todo lo anterior me parece bien, porque como vecinos que somos, estamos condenados a entendernos y, por lo tanto, hay que mantener buenas relaciones, pero sin olvidar que lo primero es defender los intereses de los agricultores españoles, sobre todo de Almería, Huelva, Murcia, Islas Canarias y la Comunidad Valenciana, que sufren la dura competencia de Marruecos ¿Lo está haciendo? El sector hortofrutícola español tiene la respuesta.
