El próximo jueves 6 de junio se cumplen seis años desde que Luis Planas fue nombrado ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación por el marido de Begoña Gómez. Esa tarde lo celebrará en Sevilla recibiendo un premio concedido al Ministerio por la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE), los que luego persiguen a los agricultores con denuncias, que terminan en algunos casos en multas, por utilizar semillas, por ejemplo, de cereales, de manera no correcta, según los miembros de la citada asociación. A lo largo de estos seis años hay cuatro «hazañas» que han caracterizado su gestión, por denominarla de alguna manera.
La primera es la gran oleada de manifestaciones y movilizaciones que sacudió el campo español en el invierno de 2020, justo antes de la pandemia, y que solo terminó con el confinamiento decretado por el Gobierno del que formaba parte. Por cierto, que algunas medidas de ese confinamiento fueron declaradas inconstitucionales por el Tribunal Constitucional en julio de 2021. Esas protestas estuvieron motivadas por el rechazo del sector agrario a lo que estaban haciendo Planas y sus mariachis.
La segunda «hazaña» de Planas durante estos seis años ha sido conseguir, otra vez, una nueva oleada de movilizaciones protagonizadas por el conjunto del campo español durante el invierno de este año y parte de la primavera. A fecha de hoy todavía se viven algunos coletazos. Las de 2020 fueron las protestas agrarias más importantes de este siglo. Las del año en curso superaron a aquellas y han pasado a ser, a su vez, las más grandes y extendidas en el tiempo del siglo XXI. Y ambas, insisto, han tenido lugar en su etapa al frente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Algo habrá tenido que ver Luis Planas en este malestar que ha existido
Aunque su especialidad sea irse de rositas y estar desaparecido, digo yo que algo habrá tenido que ver Luis Planas en este malestar que ha existido, y existe, en el campo. Desde su departamento, él mismo, su grupo de mariachis y sus propagandistas (llegará el momento en el que se sabrá en qué y cómo se han gastado la astronómica cifra de dinero con la que han contado y cuentan para campañas publicitarias) han vendido como su gran logró la Ley de la Cadena Alimentaria. Sin embargo, a tenor de las reivindicaciones planteadas durante las últimas protestas y de las críticas de las cooperativas, la Ley de Funcionamiento de la Cadena Alimentaria no funciona. Otro fracaso de Luis Planas. Es la tercera «hazaña» de Planas.
Curiosamente, este último, que se ha convertido en uno de los ministros más sanchistas, que también ha apoyado la concesión de a amnistía a los independentistas catalanes, está desaparecido en la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo. Esta semana se ha largado a Bruselas y a China y para la que viene no hay previstos en su agenda como ministro actos electorales. No sabemos si es porque no quiere apoyar a Teresa Ribera o porque está última no desea contar con él. Y es que Ribera es la candidata a ser la comisaria de nacionalidad española, puesto al que también aspiraba Luis Planas para cerrar su larga y dilatada carrera política.
Y, aquí llegamos a su cuarta hazaña: si hay algo que ha caracterizado estos seis años de Planas como ministro, es el hecho de que no ha defendido los intereses del sector agrario frente a los ataques que han llegado desde otros ministerios, como, por ejemplo, el de Transición Ecológica, de Teresa Ribera; el de Hacienda, de María Jesús Montero; el de Trabajo, de Yolanda Díaz, o los que han salido desde el Ministerio de Consumo con varios titulares. Cada vez que había un problema, Planas estaba desaparecido. Por expresarlo gráficamente: Teresa Ribera mandaba y manda y Planas obedecía y obedece.
